jueves, junio 30, 2011

JUNIO 30, 2011

* 15 videoclips bizarros. (Listverse)

* Benjamin en la era digital. (Los trabajos y los días)

* Muñoz Molina sobre Eugène Atget, cómplice de Proust. (El País)

* Google va por el tercer intento de convertirse en red social. (DenkenUber)

* "Mezcal -dijo el Cónsul": ¿qué es un alcohólico? (Eterna Cadencia)

* Filman a Bolaño. (Archivo B)

* ¿Los amigos virtuales nos hacen inmortales? ¿Entendimos bien? (El Boomerang)

* Diez fotos de Hemingway en The New Yorker.

* De cómo se conocieron Isabelle Hupert y Claire Denis y, mucho después, trabajaron juntas. (El País)

* Los 15 mejores sketches de los Monty Python según The Telegraph.

* Este blog estará inactivo por una semana. Gajes del oficio.

BONUS TRACK:

* 52 minutos con Ingmar Bergman

miércoles, junio 29, 2011

Cualquier mortal

Está fuerte esta "oración" a Chávez publicada en el sitio venezolano Panfleto Negro:
¡Ay, comandante! ¡Hasta en la hora de tu muerte serás un canalla!

Con esto no quiero decir que te estés muriendo. Dios no lo quiera. Yo soy el primero que quiero que vuelvas al país, gordo y rozagante como te vi la última vez que saliste en televisión.

Acá te necesitamos, para que la crisis continúe, contigo y sólo contigo, pues es esa nuestra lección pendiente; entender que somos nosotros, los venezolanos, los responsables del entuerto. Debemos comprender que tú eres solo una consecuencia, no la causa, y que, por encima de todo, eres el espejo donde se refleja eso de cada venezolano que nos mantiene en crisis. Tú eres nuestra esencia, la versión masculina de Lila Morillo.

Todos tenemos nuestro autoritario interno. Todos creemos lo que los demás deben hacer para que la cosa funcione. Nosotros no aceptamos la diferencia y no comprendemos que la sociedad funciona mejor cuando es plural, abierta, mixta, heterogénea. Nos encanta engañarnos pensando que somos solidarios, cuando en realidad lo que hacemos es premiar a aquellos que se comportan como niños obedientes y rechazar – negar nuestro amor – a quienes buscan diferenciarse, desarrollar su individualidad más allá de las expectativas sociales. Somos como tú. Eres como nosotros.

¿Viste? Eres un venezolano más, de carne y hueso; uno más del montón, de este montón que juega a ser un país llamado Venezuela. Por eso te necesitamos en tu hablar desatinado y arrogante; en tus ideas locas y desaforadas; en tus cambios repentinos de rumbo y de humor. Necesitamos ir más profundo, profundizar la contradicción ¿no es ésta, de acuerdo a tu ideología, el motor del cambio, lo que mueve a la historia?

(Sigue acá.)

Godard

Él ha estado siempre solo. Godard nunca ha tenido éxito en el cine, al contrario de lo que nos quieren hacer creer quienes dicen: “Ha cambiado, ha dejado de funcionar a partir de tal momento”. Son los mismos que ya le odiaban al principio. Godard se ha adelantado a todo el mundo y a todos ha marcado, pero no por la vía del éxito sino más bien siguiendo su propia línea, una línea de fuga activa, una línea quebrada en todo momento, en zigzag, una línea subterránea. Hay una hermosa fórmula de Godard: no una imagen justa, sino justamente una imagen. También los filósofos deberían decir y hacer lo mismo: no ideas justas, sino justamente ideas. Porque las ideas justas son siempre ideas que se ajustan a las significaciones dominantes o a las consignas establecidas, son ideas que sirven para verificar tal o cual cosa, incluso aunque se trate de algo futuro, incluso aunque se trate del porvenir de la revolución. Mientras que “justamente ideas” implica un devenir presente, un tartamudeo de las ideas que no puede expresarse sino a modo de preguntas que cierran el paso a toda respuesta. O bien mostrar algo simple, pero que quiebra todas las demostraciones.

– Gilles Deleuze


(Encontrado acá)

El ruido del globo terrestre al girar

Una anécdota de Haruchika Noguchi (Japón, 1909-1976), fundador del Seitai:
Se puede construir una máquina capaz de emitir un sonido de 30.000 Hz, pero la frecuencia que puede percibir nuestro oído se limita a entre 50 y 20.000 Hz. Hay personas capaces de percibir un sonido de 20 Hz, pero lo que sienten es la vibración del aire, no el sonido en sí. El sonido más bajo que puede ser oído es de 40 Hz, por debajo de ese rango es imposible oír nada.

Hace algún tiempo, el jefe de una secta religiosa se quejaba de que no podía dormir porque el ruido del globo terrestre al girar era demasiado intenso. Nosotros también sentimos a veces que el mundo hace demasiado ruido. Ahora ha empezado una guerra entre Egipto, Siria e Israel, y las guerras siempre hacen ruido y perturban el sueño. No obstante, yo creo que lo que le pasaba a ese líder religioso es que tenía acúfenos, pero como es un hombre de religión, le gusta darse notoriedad y los atribuye al ruido del globo terráqueo al girar. Yo sólo escucho el ruido del mundo a través de los periódicos, la televisión y la radio, y aunque no puedo oírlo directamente, también perturba mi sueño. ¿Es posible que él sea capaz de percibir ese sonido directamente? Los límites fisiológicos sólo nos permiten oír una frecuencia de sonido de entre 40 Hz en el rango inferior y 20.000 Hz en el rango superior.

A lo largo de la vida, la frecuencia que escuchamos puede reducirse o ampliarse. Por ejemplo, el año pasado, yo no escuchaba nada más allá de 12.000 Hz. Recientemente, me di cuenta de que había una diferencia entre lo que oía por el lado derecho y el lado izquierdo, por lo que decidí hacerme una prueba –hay grabaciones especiales para llevar a cabo este tipo de tests. Descubrí que mi oído derecho percibía sonidos de hasta 17.000 Hz, mientras que el izquierdo sólo llegaba a 13.000 Hz. Antes el límite de ambos era de 12.000 Hz. Me pregunté como había ocurrido ese desequilibrio, y me acordé de que en diciembre me había golpeado un ojo con la esquina de un armario. Por culpa del golpe, aún veo mejor por un ojo que por otro, aunque afortunadamente he ido mejorando.

Un hombre me explicaba hace poco que él también se había golpeado un ojo, perdiendo la visión de éste, pero no fue consciente de ello hasta más tarde. Como veía por el otro ojo, no se dio cuenta del problema hasta que se hizo un chequeo y le dijeron que había perdido completamente la vista de uno de sus ojos.

Cuando se enteró, vino a verme enseguida:

–No le hice yuki al ojo cuando me golpeé. En su caso, ¿ha perdido la vista?

–No –contesté–. Mi vista ha ido mejorando. Lo realmente extraño es que a raíz del golpe también he notado cambios en el oído. Es como si el golpe hubiese tenido el mismo efecto que un baño frío, ha estimulado zonas perezosas y el oído ha cambiado.

El hombre se acercó el reloj a ambos oídos y exclamó:

–¡Es cierto! ¡También he perdido un oído! ¡No me había dado cuenta! No sé si habrá sido por culpa del golpe, pero no oigo por un lado.

–Creo que es porque los ojos y los oídos están conectados.

–Debe ser eso –repuso meneando la cabeza–. Ahora que lo menciona… Recuerdo que una vez nos dijo que cuando los ojos están cansados se debe pellizcar o estirar la parte externa de las orejas.

(Encontrado acá.)

martes, junio 28, 2011

Sentido práctico

En Tarde de perros, Sonny Wortzik robaba un banco para pagar el cambio de sexo de su amado. En John Q., Denzel Washington tomaba un hospital para que su hijito ficcional recibiera un trasplante de corazón. En el presente, millones de norteamericanos siguen con la soga al cuello y los órganos bien enganchados al sistema: la resistida reforma sanitaria de Barack Obama sólo entrará en vigencia en su totalidad en 2014. Por eso, a veces, situaciones extremas requieren medidas extremas.

Así lo entendió Richard James Verone. Con 59 años, el hombre trabajó durante 17 años para Coca-Cola y, tras ser echado tres años atrás, se hizo repositor en un supermercado. Su cuerpo lleva las marcas del esfuerzo por dentro y por fuera: además de una hernia de disco y síndrome de túnel carpiano, lleva una ineludible protuberancia en el pecho. Sin empleo ni Medicare (hay que tener más de 65 para acceder al programa), R. J. empezó a barajar sus opciones. Primero vendió sus muebles, después vació su cuenta hasta la última moneda y descartó pedir ayuda a su familia para no ser una carga. Fue entonces cuando se le ocurrió una solución digna: Verone entró en un banco elegido al azar en Gastonia, Carolina del Norte, se acercó a la caja y le entregó a la cajera una nota en la que le avisaba que estaba armado y quería dinero. ¿La cifra? Un dólar. Luego, con el botín en su poder, se sentó en un sillón de la sede del RBC Bank y esperó que llegara la policía. Verone fue arrestado sin ofrecer resistencia y en el chequeo descubrieron que no tenía pistola, balas ni cuchillos. En una entrevista, el hombre aclaró el porqué de la suma reclamada: sus motivos no eran monetarios, eran médicos: condenado a prisión por robar un banco, allí podría hacer uso de la asistencia médica para presos. “Soy una persona lógica y ésta fue la idea que se me ocurrió. Si quieren llamarlo manipulación, lo es en función de una necesidad”, explicó.

Acusado de hurto –no de robo armado– Verone espera ahora en el Gaston County Jail su cita con la corte, pautada para el martes 28. Con una fianza de 2000 dólares (que, de seguro, no pagará), es poco factible que el cargo lo mantenga tras las rejas más de 12 meses. Si lo liberan antes de que se cure, avisa, volverá a robar.

-Radar

Hundido hasta el cielo

Una pequeña historia en 10 nombres propios:

  1. RICHARD FARIÑA: Escritor y cantautor folk nacido el 8 de marzo de 1937 en Brooklyn (Nueva York), hijo de padre cubano y madre irlandesa. Fue una de la figuras emergentes de la contracultura americana de principios de los sesenta.
  2. THOMAS PYNCHON: Fariña estudió en la Universidad de Cornell (Ithaca, Nueva York), donde publicó varios artículos y ensayos en algunas revistas literarias locales. Allí entabló amistad con Thomas Pynchon.
  3. CAROLYN HESTER: De vuelta en Nueva York, Fariña se hizo asiduo de la White Horse Tavern, en el Greenwich Village, que era frecuentada por poetas, artistas y bohemios. Allí descubrió que la música folk, en auge entonces, era un medio menos solitario que la literatura para expresarse artísticamente. Conoció a la cantante de folk Carolyn Hester, con la que se casó y de la que fue su agente.
  4. BOB DYLAN: Fariña estuvo presente en los estudios Columbia durante la grabación del álbum de Caroyln, en setiembre de 1961, en el que un todavía desconocido Bob Dylan tocaba la armónica en algunos de los cortes. La amistad que surgió entre Fariña y Dylan fue el argumento principal del libro Positively 4th Street, de David Hajdu.
  5. MIMI BAEZ: Esa amistad se vio fortalecida cuando, en la primavera de 1962, durante un viaje a Europa, Fariña conoció a Mimi Baez (17 años), la hermana menor de Joan Baez, con la que se casó en abril de 1963, tras divorciarse de Hester. El padrino de boda de Fariña fue Thomas Pynchon.
  6. RICHARD Y MIMI. Se mudaron a una cabaña en Carmel (California), donde compusieron canciones y Fariña tocaba su famosa Appalachian dulcimer, un instrumento tradicional de cuerda que se toca apoyado sobre las rodillas. Debutaron como pareja artística en el Big Sur Folk Festival, en 1964, año en que grabaron su primer álbum, Celebrations for a Grey Day. Grabaron tres álbumes para Vanguard Records, y uno de sus temas más populares fue “Pack Up Your Sorrows”, luego versioneado por June Carter y Johnny Cash.

  1. V. La novela de Pynchon, aparecida en 1963, inspiró una de las composiciones de Celebrations for a Grey Day, interpretada con el dulcimer y acompañamiento de pandereta por Bruce Langhorne.

  1. GNOSSOS PAPPADOPOULIS. Fariña retomó su vocación escritor y consiguió escribir una única novela, Been Down So Long it Looks Like Up to Me, publicada originalmente por Random House en 1966, y traducida al castellano como Hundido hasta el cielo. Está basada en sus experiencias universitarias y en sus viajes, contados en clave de humor. A través del protagonista Gnossos Pappadopoulis, Fariña desmitifica la cultura hippie, el amor libre, las religiones orientales, el consumo de drogas y la vida comunitaria.
  2. HARLEY DAVIDSON. Dos días después de la publicación de su libro, el 30 de abril de 1966, Fariña estuvo firmando ejemplares en una librería de Carmel Valley Village y después se dirigió a la fiesta del 21 cumpleaños de Mimi, donde un amigo le invitó a dar una vuelta en su Harley. Al cabo de una milla de recorrido, falleció en un accidente por exceso de velocidad en una curva.
  3. JOAN BAEZ. Con la canción “Sweet Sir Galahad”, Joan Baez homenajeó la memoria de Fariña y el duelo de de su hermana.

***

Aquí el primer capítulo de Hundido hasta el cielo, y el prólogo de Pynchon.

Información recopilada de aquí, aquí, aquí, aquí y aquí.

domingo, junio 26, 2011

Crumb - Bosco

Un post de De Estetas y Papeles:

Buscando imágenes de Robert Crumb encontré ésta, que me pareció familiar...no era del todo evidente pero después pude confirmar el referente de la imagen, un conocido cuadro de EL Bosco.

sábado, junio 25, 2011

JUNIO 25, 2011

* El ojo absoluto: fotografías de Kubrick en el set de varias de sus películas.

* Quién es Ai Weiwei, el dolor de cabeza del gobierno chino, recién liberado.

* Desde Juan Moreira (1973), de Leonardo Favio, el cine argentino no se animaba con el western criollo.

* "El matrimonio es una institución creada cuando la esperanza de vida del hombre era de treinta años". ¿Y ahora que es de ochenta años?

* Ahogados, con un disparo, con láudano, barbitúricos, gas: cómo se suicidan los escritores.

* Totalmente de acuerdo: diga lo que diga la gilada, The Hangover II es una gozosa guarrada.

* Van Gogh no era Van Gogh: la historia de un largo malentendido.

* Nacho Vigalondo escribe sobre los resortes de un guión de cine: "Las transiciones dramáticas más importantes del relato nunca estarán resueltas a través de un diálogo explicativo."

* TNT estrenó Falling Skies, la nueva serie producida por Spielberg. Acá se pueden ver los dos primeros capítulos.

* Adiós a la verdad: una excelente entrevista a Gianni Vattimo.

* En Los Inrockuptibles reseñan Vicio propio, lo último de Thomas Pynchon.

* Volver al futuro: acusan a Cars 2 de "propaganda izquierdista".

viernes, junio 24, 2011

La cocina del show

En La Diaria de hoy, Marcelo Jelen alude al deplorable manoseo que vienen haciendo los Grandes Payasos sobre el plebiscito popular:
Otra vez la dirigencia política uruguaya paya sobre los instrumentos de democracia directa. Y, como es habitual en estos casos, propone toquetear los engranajes equivocados. Las herramientas previstas en la Constitución son insuficientes y funcionan mal. No importa: habrá que inventar otras peores y sin sentido, porque se vienen inversiones mineras y hay que hacer funcionar los trenes.
Y, la verdad, esta farsa no tiene ninguna gracia.

Peter Falk 1927-2011

La mierda se renueva

Lo que progresa es el atraso, se sabe. Los giles que pagamos cable (para no verlo, o sea, doblemente giles), venimos asistiendo a una progresiva tendencia en los canales de películas: los que antes las daban subtituladas ahora las pasan dobladas. The Film Zone, Cinemax, Cinecanal… El motivo, parece, está en supuestos “estudios de mercado” y en un embolante ascenso del poder adquisitivo de espectadores analfabetos, subnormales o chotos. Algo así. A cagar con todos. Montecable: fuiste.

El artículo -un bajón- acá.

jueves, junio 23, 2011

Ballard profético

De un artículo de Juan Francisco Ferré sobre J.G. Ballard:

En su última novela (Kingdom Come [2006];traducida al español en 2008 como Bienvenido a Metro-Centre), Ballard daba un paso más allá en sus planteamientos, corrigiendo una parte del diagnóstico anterior, y se mostraba aún más pesimista con la deriva de los acontecimientos al señalar, a contracorriente, la respuesta más terrible, de entre todas las posibles, a la problemática situación de disolución violenta del contrato social engendrada por la lógica imperante del capitalismo tardío: “el consumo crea enormes necesidades inconscientes que solo el fascismo puede satisfacer”. Tampoco tiene desperdicio este aforismo de efectos corrosivos sobre los principios legales de las democracias capitalistas [no hay otras, como sabemos, aunque los perversos fines del capitalismo se muestren compatibles con formas autoritarias y hasta dictatoriales, como vemos a diario en China y alrededores]: “la sociedad de consumo es una especie de estado policial blando”.

miércoles, junio 22, 2011

Calentamiento local

Una noticia del diario Perfil nos deja estupefactos:

Un nuevo estudio, en los Estados Unidos, reveló la importancia de la capa de ozono en el calentamiento global, lo que modifica radicalmente el concepto que se tenía hasta el momento sobre el tema y la estrategia para combatirlo.

La investigación, a cargo de la Universidad de Columbia, señala que el llamado “agujero” en la capa de ozono “es un factor importante en el sistema climático del planeta”, lo que podría hacer cambiar la estrategia de lucha contra el calentamiento global.

Este proceso había sido denunciado hace más de tres años, por el investigador uruguayo Luis Seguessa, presidente de la Fundación Códigos, quien señaló que es el alto consumo de oxígeno lo que está debilitando la capa de ozono, y la disminución de esta capa es lo que trae los trastornos climáticos cada vez más dramáticos.

“El principal responsable del alto consumo de oxígeno –y la consecuente disminución de la capa de ozono– es el motor de combustión interna que utilizan los 800 millones de autos, ómnibus y otros medios de transporte que circulan hoy en el planeta”, apuntó el investigador en un informe.

De lo que es posible extraer:

1) que por una vez nos destacamos en algo más digno que once rinocerontes atrás de un pellejo inflado (Borges);

2) que los fumadores no somos los únicos culpables de la podredumbre del ecosistema, mal que le pese al monaguillo-masón-millonario Tabaré Vásquez, que sus buenas gomas contaminantes debe tener.

martes, junio 21, 2011

Big Bang Theory

Terrence Malick (Badlands, Días de gloria, La delgada línea roja) no se anda con chiquitas. Para abrir su última película, Tree of Life (Palma de Oro en Cannes), se remonta a la creación del universo.

lunes, junio 20, 2011

El insulto como una de las bellas artes

FlavorWire publica "Los 30 insultos más hirientes de un escritor a otro". Algunos:
* Flaubert sobre George Sand: "Una vaca grande llena de tinta".

* Nietzsche sobre Dante: "Una hiena que escribía poesía sobre tumbas".

* H. G. Wells sobre Bernard Shaw: "Un niño idiota que grita en un hospital".

* Faulkner sobre Hemingway: "Nunca fue conocido por usar una palabra que lleve al lector al diccionario".

* Hemingway sobre Faulkner: "Pobre Faulkner. ¿Acaso cree que las grandes emociones provienen de las grandes palabras?".

* Capote sobre Kerouac: "Eso no es escribir. Eso es tipear".

Superhombre


EUGENIO TRÍAS | ABC

La reciente exposición en París, con materiales magníficos de archivo cedidos por la viuda de Stanley Kubrick, Christiane, significa la definitiva consagración de uno de los más grandes artistas del siglo XX.

Sus películas, generalmente discutidas en sus estrenos, a veces con injustas cosechas de crítica negativa, se afianzan cada vez que son de nuevo visitadas. (…)

Películas que la primera vez suscitan incomprensión, irritación y hasta enmiendas a la totalidad acaban ingresando en nuestro Olimpo personal. El resplandor, Eyes Wide Shut, 2001: Odisea del Espacio, Barry Lyndon, Full Metal Jacket, La patrulla infernal, La naranja mecánica, Doctor Insólito, Lolita: películas que ahora tengo en el altar de obras de arte del siglo XX.

Sólo Stanley Kubrick habría podido rodar el argumento de The Killing (1955). Es un espejo —algo deformado— de este director. Johnny Clay (Sterling Hayden) parece su doble transferencial: en perfeccionismo, en amor al detalle, en concentración de todos los elementos en un objetivo, en el modo en que proyecta y lleva a cabo el atraco, en la manera en que sabe conjugar las piezas del puzzle, en la capacidad de idear e imaginar la relativa autonomía de cada una de ellas. Y, sobre todo, en la sincronización de las piezas en un único objetivo: el atraco en el hipódromo.

Johnny Clay asalta el desván en el que se guarda el dinero recaudado inmediatamente después de que los policías salen de él, bajan las escaleras e intentan ayudar al resto de los compañeros, todos ocupados en apagar un gran tumulto provocado por la pelea entre un boxeador, que parece estar ebrio, y un barman insultado y amenazado por él, que le llamó “cerdo irlandés” (ambos pertenecientes al proyectado atraco).

Sigue la apertura de la puerta —que efectúa, según el plan previsto, el cajero— de manera que Johnny pueda subir la escalera de caracol, abra el armario que guarda la ametralladora en una alargada caja de flores de regalo y se ponga la careta de payaso. Al mismo tiempo, en perfecta sincronización, el francotirador acierta su objetivo, la matanza del caballo ganador.

Johnny arroja por una ventana el botín, incluidos en la bolsa el rifle y la máscara de payaso, y un policía en coche patrulla, también contratado por Johnny, lo recoge y lo conduce a un pequeño apartamento alquilado por éste, que en seguida lo lleva a un descampado (donde, algo nervioso, lo embute en una maleta).

Sólo un detalle distingue a este clon del director de cine Stanley Kubrick que es Johnny Clay: su mala suerte. Algo debió fallar para que todo terminase rematadamente mal. Eso nunca sucedería en una película de Stanley Kubrick.

La película es una suerte de meta-discurso sobre la naturaleza y carácter de este gran director, capaz de cuidar todos los detalles, hasta los más nimios, y de coordinar las distintas piezas de la obra que está realizando. Todo se halla concentrado en la mente sincronizadora de un director que jamás deja nada al azar, cuyo portentoso cerebro, y su tremenda inteligencia y fuerza plástica no se permite la más mínima imperfección.

The Killing no es, desde luego, la mejor de las películas de Stanley Kubrick, pero es quizás la más reveladora de la psicología creadora de su realizador. Como si se fundiese su más personal característica con el guión y la puesta en escena de este film, el primero que revela plenamente su personalidad. Pero no es la manera de dirigirla, todavía inmadura, la que produce esa revelación. Es el argumento mismo de la película y la personalidad de Johnny Clay la que actúa como espejo abollado de este gran realizador todavía en años de aprendizaje.

Los campos de indagación del cine de Kubrick se podrían agrupar en dos grandes categorías: el Pequeño Mundo familiar (ese que tanto amó, y al que dedicó sus desvelos durante más de 30 años); y que en su cine muestra sus cuitas, sus sueños, sus pesadillas, sus riesgos de desintegración; también sus pruebas, letales o propiciatorias.

Y el Gran Mundo de la política mundial, con su Sala de Guerra (Warhall), su círculo luminoso que hermana e involucra a todos, rusos y americanos, en un mismo destino catastrófico, en Doctor Insólito.

La guerra siempre le fascinó, desde su genial La patrulla infernal, con sus dos mundos enfrentados, el de los altos mandos, inteligencias perturbadas por urgencias de victorias que no se logran, y la descripción del laberinto de las trincheras, con travellings hacia adelante que muestran el paso a través de ellas del General Mireau (George Macready), en revisión de la tropa, tratando de elevar su desgastada moral, minada por la interminable Gran Guerra. Hasta concluir en ese prodigio que nos muestra la guerra por dentro, o que nos introduce en sus emboscadas y asaltos, en las escenas finales de Full Metal Jacket. Por no hablar de su proyecto nunca consumado: Napoleón.

De todas sus películas destaca, sin ninguna duda, la aventura espacial de 2001: Odisea del espacio. Ocupa un lugar muy especial, semejante al que tiene en Fritz Lang Metrópolis, en Orson Welles El ciudadano, en Frank Capra Horizontes perdidos, en Francis Ford Coppola Apocalypse Now, o en David Lynch Inland Empire.

2001: Odisea del Espacio nos muestra una inteligencia artificial desarreglada, que presiente su propia obsolescencia. Está embarcada en una misión cuyo objetivo desconoce. Entra sin saberlo, en pura inconsciencia, en competición latente y suicida con el centinela de Otros Mundos, la célebre Losa que propicia en la humanidad sus grandes transformaciones.

Pero él, Hal 500, pese a toda la perfección de la que llega a sentirse orgulloso, pertenece todavía al Ancien Regime. No será él sino el astronauta David Bowman el testigo y también sujeto de una metamorfosis decisiva. En la lucha a muerte con Hal 500 sale ganador; consigue desactivarlo.

David Bowman, con su escafandra y con la dirección de la nave espacial, podrá entonces ser absorbido o succionado por una losa voladora, el célebre monolito recurrente en 2001, que no está ya erguida ante asombrados simios, o ante seis astronautas en actitud casi religiosa, sino que vuela libre por el espacio a la búsqueda de la nave que Bowman conduce.

La vemos ahora de canto, en posición horizontal. Se ha convertido en Puerta de las Estrellas de la auténtica odisea a la que el título se refiere.

Al final de la película encontramos a un envejecido Bowman en su lecho de muerte, en una habitación Ancien Regime, Luis XVI, con el solemne Monolito erguido ante de su cama. Y asistimos a su transformación en el Niño-Estrella de la última imagen del film, circulando alrededor de la tierra como su centinela y guía. Se asiste, pues, a la gestación de un Ángel Guardián, de un Dios: un astro que circula alrededor de la tierra, todo él transformado en un embrión de Superhombre.

domingo, junio 19, 2011

El Napoleón argentino

Demoledor, certero, indignado, furioso, brillante Tomás Abraham, hoy, en Perfil:
Este gobierno es el responsable de que Sergio Schoklender haya sido el accionista principal de una megaempresa protegida por la bandera de los derechos humanos. Y la enfermedad nacional es tal, que ya se ve la arremetida de los supuestos escuderos del Bien en papel de víctimas con sus consignas en defensa de la justicia. Lo vimos en Cromañón, doscientos muertos y el pedido de hacer silencio para no hacerle el juego a la derecha. Ahora tampoco habría que hacerles el juego a los medios, a los intereses de la reacción. Por eso será necesario mentir, esconder, disimular, hacerse los estrategas, pensar que todo esto fue armado en contra de Cristina porque estamos en tiempos electorales. Pero en realidad son tiempos de peste, esa enfermedad antigua, la de los tiempos del chivo emisario, los del trasfondo épico en el que finalmente los pueblos pedían un tirano que los purgara de una enfermedad que ellos mismos habían segregado.

(Artículo completo acá.)

sábado, junio 18, 2011

JUNIO 18, 2011

* Alberto Fuguet sobre Robinson Crusoe, Jonathan Franzen y las cenizas de David Foster Wallace en el fin del mundo.

* Un compendio de todas las listas y encuestas sobre las mejores películas jamás realizadas equivale a una suerte de canon de 1000 películas.

* El viejo cabrón de V. S. Naipaul se la agarró con las escritoras. "Ninguna está a mi altura", lanzó. Y las puteadas cayeron de inmediato. A todo esto, ¿qué dirá Inti María?

* Un catedrático de la Universidad de Alicante compiló en un diccionario 6.200 expresiones en el castellano relacionadas con el sexo y el erotismo. ¿Estarán, por ejemplo, "Gata Flora" o "Jato"?

* En Rolling Stone de España cuentan la historia de diez grandes portadas de discos.

* Una entrevista a Olivier Assayas sobre su última película / miniserie, Carlos, recién estrenada en Buenos Aires.

* A pesar de su discurso homofóbico, en la era nazi también se deslizaba un culto al cuerpo con innegable tendencia homo.

* En su nuevo libro, Zygmunt Bauman extrapola el concepto de "daños colaterales", utilizado en el lenguaje militar, a toda la sociedad capitalista.

* Ni sentimiento, ni gracias, ni flamenco, ni alegría. La palabra más bella del español sería Querétaro.

* "Hay fusilados que viven": Juan Forn rescata vida y obra del español Alberto Méndez.

viernes, junio 17, 2011

Testigos en cadena

Un artículo de Ñ nos lleva a un catálogo online del cine argentino vinculado, directa o indirectamente, a la dictadura de ese país, y elaborado por el equipo de Memoria Abierta. Dando vueltas por ahí vemos en el catálogo notorios puntos altos (el rescate de títulos, el ordenamiento y catalogación, la información válida) y algunas debilidades (las categorías temáticas no siempre son las más adecuadas y no están lo suficientemente explicadas). Dentro de "Clima de época", uno de los apartados más significativos, encontramos, por supuesto, las gran trilogía dirigida por Aristarain en plena dictadura (La parte del león, Tiempo de revancha y la extraordinaria Últimos días de la víctima), y también un cortometraje que no conocíamos, de Fernando Spiner, de increíble riesgo si se tiene en cuenta la fecha de realización (1982). Muy cercano a los parámetros del primer Aristarain, Testigos en cadena está claramente influido por Blow-up, de Antonioni (1966), y por la adaptación del mismo tema que Brian De Palma había estrenado poco antes, Blow-out (1981), pero al mismo tiempo ejerce un preciso anclaje con la situación política y social de su época sin descuidar el lenguaje visual y la economía narrativa.

La belleza y el temor

De un artículo de Álvaro Matus en La Tercera:

Aunque la noción de armonía y hermosura puede cambiar con el tiempo, sus alcances siempre son profundos. Para Sontag, el mote de “interesante” se usaba justamente para “"no tener que comprometer un juicio sobre la belleza (o bondad)”. Su observación apunta al meollo del asunto: la belleza siempre está mezclada con valores, incluso cuando una obra nos parece amoral. Es lo que “le da sentido a gran parte de las energías, afinidades y admiraciones propias”. Lo decía con cierto temor a que llegara el momento en que leyéramos que una puesta de sol es interesante.

jueves, junio 16, 2011

El espectador histérico

PATRICIA SUÁREZ | Ñ

Hay quien divide la historia de la humanidad en antes y después de Cristo. Otros, en cambio, en pre freudiana y pos freudiana. Pero se podría ir más lejos y aventurar que es la carta que Freud escribió a Fliess el 21 de septiembre de 1897 la que guiñó un ojo a la ficción. Por supuesto, Freud no escribió para desearle feliz primavera a Fliess, sino que en esta carta fichada como la número 69 de su correspondencia –número erótico, si los hay– le comenta, a medio camino entre la resignación y la paciencia: “Las histéricas me mienten”. No se lo dice con este lenguaje, pero así es como trascendió a la popularidad. Lo que Freud apunta, parafraseándolo, es más o menos lo siguiente: no puede ser que a todas les haya pasado algo traumático de índole sexual en la infancia ¡o este mundo está lleno de pervertidos o estamos hablando de fantasías sexuales que cobran una gran importancia! Ellas le cuentan algo que no es real pero que tiene un peso fundamental para sus vidas, que es más o menos, el lugar que ocupa el arte para el espectador. Fue Anna O., primera paciente y fundadora del psicoanálisis por así decir, la que le propuso a Freud la talking cure. El “Déjeme hablar” instauró un método de escucha activa. Nadie volvió a ser el mismo desde aquel entonces. En En terapia , la serie que hace tres años puso HBO en la pantalla, el espectador se hace eco del método y escucha activamente a los pacientes del Dr. Paul Weston. Sesiones de treinta minutos sostenidas exclusivamente por el diálogo –un diálogo que emula la tensión teatral y que enseña a quien quiera aprenderlo que acción no es levantarse del sofá con un arma cargada y matar al protagonista, sino decir– que volvió al espectador un adicto a escuchar el inconsciente de los demás.

(Sigue acá)

Camaradas

ANTONIO JIMÉNEZ BARCA | El País (Madrid)

El 16 de noviembre de 1980, en su piso de profesor de la Escuela Normal Superior de París, el pensador y filósofo francés Louis Althusser, uno de los más importantes teóricos del marxismo, estrangulaba en un arrebato de locura en la cama del dormitorio a su compañera, Hélène Rytmann, con la que había compartido su vida durante más de siete lustros. El episodio conmocionó entonces a Francia, que contemplaba atónita cómo uno de sus intelectuales más renombrados del momento acababa encarnando el sombrío papel de filósofo enajenado y homicida.

Althusser, absuelto del crimen debido a que el juez consideró que había actuado en un estado probado de "confusión mental" y "delirio onírico", murió en un asilo en 1990. Tenía 72 años y dejó muchos papeles sin publicar. Entre ellos, las cartas que desde 1947 hasta 1980 envió a Hélène, a la que conoció a los 30 años, cuando aún no había besado a ninguna mujer, en una estación de metro parisiense. Ahora, el editor Olivier Corpet las ha reunido en un solo volumen, Lettres à Hélène (Cartas a Elena), publicado por Grasset.

En ellas, el filósofo habla de sus lecturas y de su trabajo, de sus viajes y de sus vacaciones, de su afición a agotarse a base de jugar al tenis o a la bicicleta, y de sus disputas y de la relación tan especial que mantuvo con esta mujer ocho años mayor que él y a la que acabó ahogando tras comenzar a darle un masaje en el cuello. Un ejemplo: "Tengo la convicción profunda, reflexiva, para nada aventurada ni hipotética, de que las cosas se van a arreglar entre nosotros, de que yo voy a ser capaz de no provocar más, de no sucumbir por miedo ante los otros, de darme cuenta de las lecciones que hay que extraer del hecho de haberte hecho daño durante 35 años". Esto escribía Althusser en marzo de 1980, en una larguísima carta mecanografiada.

El volumen, de más de 700 páginas, incluye 250 documentos, entre cartas, notas, telegramas y postales: todo lo que le escribió Althusser a Rytmann. Lo que ella le contestó a él (170 documentos), quedará por ahora inédito, debido, entre otras cosas, a problemas de derechos de autor, según explica el editor en el prólogo.

Olivier Corpet encontró en 1990 toda esta correspondencia en el piso personal de Althusser, en París, en la denominada "habitación de Hélène". Y lo hizo poco después de hallar el escalofriante documento titulado L’ avenir dure longtemps (El porvenir dura mucho), publicado en 1992 y en el que el mismo Althusser describía horrorizado su propio crimen, entre otros episodios de su vida.

Muy pocas cartas están fechadas. La mayoría carece de sobre ni dirección. Algunas son manuscritas. Otras están hechas a máquina. Muchas fueron escritas en los folios de la Escuela Normal de Educación, con el membrete oficial de la prestigiosa institución. Una buena parte describe el peregrinaje de Althusser, aquejado de recurrentes crisis depresivas, por clínicas mentales en búsqueda de recuperación. A Hélène le relataba, así, los tratamientos de electrochoques y sus curas de sueño. En febrero de 1956 escribió: “Espero que el régimen no sea muy estricto pero no estoy seguro: desde que se entra en un sitio de estos uno no está seguro de nada, siempre hay obstáculos (...) No me hago ilusiones sobre la vida que me espera aquí. Pero seguramente necesito pasar por esto para salir. El cambio de decorado me da una idea de hasta qué punto he vivido en el delirio, hasta perder el sentido de las cosas reales, de las más simples y las más seguras, incluidas las que vienen de ti”. En las cartas, Althusser habla a veces a Hélène Rytmann de sus otras amantes (“Con Franca, la cosa marcha; Pimpa y yo nos adoramos;con Nonna, bah...”), aunque siempre guarda una frase tierna en cada envío para la mujer que le siguió durante 35 años y a la que llamaba con frecuencia “mi pequeña camarada”.

El escritor y filósofo Bernard-Henri Lévy, antiguo alumno del pensador en la Escuela Normal Superior de París y autor del prólogo del libro, se hace esta pregunta: “¿Prefiguran estas cartas el drama?” Él mismo se responde. “En un sentido no, ya que la correspondencia se termina seis meses antes del asesinato. Pero en otro, sí”. Y cita algunas de las frases de cartas a su juicio claves: “Te amo tal como eres, a pesar de nuestras disputas y nuestras heridas, a pesar de esos combates en los que nos desfiguramos, en todos los sentidos del término”.

Este volumen no es el último de los escritos que aguardaban inéditos en el piso de Althusser. Aún queda otro conjunto de textos que incluye la descripción de muchos de sus sueños y que se publicará en el futuro.

miércoles, junio 15, 2011

Borges en su laberinto

En El pez volador han diseñado un “laberinto de relaciones, curiosidades y recurrencias en la narrativa borgeana.” (Click aquí para agrandar)

Lo que no está en Google

OSCAR RANZANI | Página/12

Uno de los grandes del cine brasileño, Eduardo Coutinho, presentó durante estos días una retrospectiva de su obra en el 21º Festival Iberoamericano de Cine de Ceará y fue ovacionado por la multitud que colmó las butacas del Teatro José de Alencar, donde también se le rindió un merecido homenaje. Si bien Coutinho dirigió algunas películas de ficción y fue guionista de Doña Flor y sus dos maridos, dirigida por Bruno Barreto, su fuerte es el documental. Documental político, claro, pero no panfletario, sino pensado como registro de las personas comunes, anónimas, de ésas que no tienen prensa. Coutinho tiene una sólida formación intelectual que no resulta difícil de percibir en sus conversaciones. Estudió derecho y ejerció el periodismo antes de dedicarse por completo al cine. Y a la hora de realizar sus documentales, se preocupa por dejar una impronta más allá de la razón con un abordaje compuesto por emoción y sensibilidad.

Coutinho comenzó a filmar documentales cuando no estaban tan valorizados ni masificados como en la actualidad. Por eso entiende que en el momento actual se han producido cambios: “Claro que es diferente y que hay muchos más documentales, incluso algunas ficciones quieren ser documentales. Por ejemplo, en la televisión el programa Gran Hermano está basado supuestamente en el documental. Y con la invención de la cámara digital se pueden hacer documentales muy baratos, con la posibilidad de hacer filmaciones de dos, cuatro, seis horas. Y eso ha cambiado. Aunque hay mucha mierda, hay algo de bueno”, afirma Coutinho en diálogo con Página/12.

–¿El cine documental es el arte de la palabra filmada?

–No, hay de todo. Hay miles de tipos de cine que no me interesan nada. Pero lo que a mí me interesa es la figura humana que habla y la relación entre una persona que filma con otra que es la que habla. Yo no filmo personas sino una relación. Tengo el poder de la cámara, pero uso ese posible poder para tener un encuentro con una persona que es una especie de personaje, porque todas las personas quieren vivir otras vidas. Incluso, los recuerdos son tan ficcionales como los romances.

–¿Por qué le interesan las personas anónimas y no las públicas?

–Porque las públicas tienen mucho que perder. No pueden decir lo que piensan. Se cuidan mucho al hablar, al pensar, al tomar decisiones. Lo que puede perder un tipo común es mucho menos; a veces, casi nada. Por eso no hablo con los personajes como lo hace Michael Moore.

–¿Pero no es más difícil presentar un personaje anónimo al público?

–No tengo que presentar nada. Hay personas que van a hablar de su vida y eso basta. La única cosa importante de la que uno puede hablar es de su vida. Son temas que no están en Google. Y estas personas hablan de cosas que no están en Google.

–En sus documentales, ¿su estrategia es tratar a las personas como personajes?

–No, nunca busco tratar, por ejemplo, a los pobres como “pobrecitos”. Nunca, no tengo piedad, eso no existe. Son personas como yo. No me interesa si un tipo cree en la Iglesia Evangélica, pero lo escucho porque a él le interesa. Quiero saber sus razones, las mías no importan.

–Muchos documentalistas se quedan semanas o meses antes de filmar en una comunidad para establecer una relación previa con las personas que va a retratar. Su método es todo lo contrario, ¿no?

–Sí, no quiero ver a la persona antes. Hay asistentes que hacen el trabajo de encontrar personas. A veces veo pequeñas filmaciones y en otras ocasiones no veo nada. En ocasiones ni siquiera conozco a la persona. La primera vez que veo a la persona es en la filmación. Fuera del acto de filmación, nada se puede decir si es verdadero o no. Pero la filmación es verdadera.

–¿Por qué prefiere no establecer contacto antes de la filmación?

–Porque no me interesa nunca escuchar dos veces lo mismo. Y la persona que habla previamente nunca se olvida enteramente de que yo conozco su historia desde antes. No es ficción, en la que uno hace dos, tres o veinte tomas. Quiero que me cuente como si yo no supiera nada. En eso hay un empeño de su emoción, de su cuerpo, que es totalmente diferente de la cosa hecha repetidamente.

–¿Por qué prefiere llamar “conversación” al diálogo con las personas de sus documentales antes que “entrevista”?

–Porque “entrevista” es una palabra del periodismo y lo que hago es todo lo contrario de periodismo. Más bien es contraperiodismo.

–¿Cómo es eso?

–No hago películas sobre Brasil, sobre la guerra del Paraguay, sobre la situación de los bancos mundiales ni biografías. Eso no me interesa. No hago películas sobre personas extraordinarias, sino personas ordinarias, comunes, que hacen cosas comunes y que, a veces, son cosas extraordinarias.

–En esa conversación que construye a través de la palabra, ¿qué función juegan los cuerpos?

–El cuerpo habla. El ser humano habla con la boca, con los hombros, con los brazos. Y el cuerpo dice cosas increíbles, mucho más allá de las palabras.

–¿Entiende como sagrada a la palabra de la persona que habla en un documental suyo?

–Si fuera religioso diría que sí. Pero como no lo soy, diría que más que sagrada parece maravillosa. Es tan común como extraordinaria. En cierto sentido, es sagrada sin Dios.

–¿Su cine es una especie de memoria fílmica de las personas comunes?

–No sé, quizá se puede decir eso. No sé.

–¿Cómo lo definiría?

–Nunca definiría lo que hago. No estoy preocupado por ser original en el sentido tradicional de la palabra. Todo el que escribe hace algo que es suyo y de los otros. Siempre hay contaminación, plagio, como quiera llamarle. Originalidad, belleza y perfección son palabras prohibidas. Pureza y perfección son palabras abolidas en mi trabajo. Perfección hay en la muerte.

–¿Qué conoció del mundo haciendo cine?

–Cosas indefinibles. Uno necesita legitimarse, justificar por qué existe en el mundo. Si el hombre fuera inmortal, no habría arte. Todo lo que se hace en el arte está basado en que el hombre es un animal que sabe que va a morir. Entonces, las cosas importantes son pocas: la familia, el amor, el sexo, la salud, el dinero, la muerte y la religión. El mundo es eso, es mucho en pocas cosas.

Deformación profesional

De un mensaje de Henry Engler al periodista Leonardo Haberkorn, a raíz de un artículo aparecido en La República:

Mamarracho deshonesto es lo que algunos pseudoperiodistas hicieron de rearmar textos que están en el libro para que parezca como que yo sabía que los presos torturaban. Ahora que desmiento eso aparecen titulares traídos de los pelos donde otra vez se me hace decir cosas que no dije. ¿No es esto un ambiente enfermo? Obviamente no se puede opinar en el Uruguay de hoy, ni siquiera desmentir cosas sin que se deforme el contenido.

martes, junio 14, 2011

Genio





“Hay un golpe de genio en el instante en que uno descubre su propia falta de talento”.

Jerzy Lec




Lo literario

De una entrevista al mexicano Mario Bellatin, incluida en el dossier que El coloquio de los perros dedica al escritor:
Supongo, en realidad, que todo es una cuestión de imaginación. Tú imaginas que yo soy Mario Bellatin y yo debo responder como tú imaginas que debería hacerlo. O como se supone que debería hacerlo un escritor. En ese sentido, puedo estar de acuerdo en que tal vez yo sea Mario Bellatin, pero para ello tienes que imaginar que lo soy, no creer que lo soy, lo que tal vez te explique mejor mi punto de vista sobre la literatura o, como dicen algunos críticos pedantes, “lo literario”. Debe haber alguien que imagine qué es la literatura, alguien que nos convenza a todos que algo es literatura y que, de tal o cual forma, puede ser renovada, pero, en esencia, si Mario Bellatin no sabe ni desea conocer —puesto esto sería contraproducente ya que limitaría su capacidad creativa— qué es la literatura, ¿cómo la va a renovar? En cualquier caso, la considero una ciencia y una diversión. También un arte y un entretenimiento. Un deporte y un mero pasatiempo. La imagino y la concibo de muchas maneras. ¿Cómo voy a renovarla? La puede renovar quien considere que la literatura se puede definir. Un profesor puede renovarla. Algún escritor que cifra reglas de cómo se ha de escribir, puede renovarla. ¿Pero alguien que se considera un creador puede cifrar sus esperanzas o anhelos en renovar algo que no se sabe hacia dónde va ni hacia dónde se dirige? […] Si Mario Bellatin ocupa tanto tiempo de su vida en la literatura es porque no sabe qué es y no desea saberlo, pues se siente fascinado cuando se pierde en sus confines como cuando cocina, repasa su colección de sellos americanos o contempla un amanecer; actividades que, por cierto, muchos de los escritores “puros” despreciarían al ver citadas al lado de esa palabra y arte impoluto, mágico y sagrado que es para ellos, la literatura.

lunes, junio 13, 2011

Razones para vivir

¿Sabía Ud. que...


Por cada arma

que se vende en el mundo,

20.000 personas

comparten una

Coca-Cola?



No sé de qué nos quejamos.

Shit happens

Algunos aforismos que hemos recolectado de por ahí:

  • “La política es la farándula de los feos” / Anónimo
  • “Quiero que la muerte me encuentre plantando repollos” / Montaigne
  • “El infierno se hizo para los curiosos” / San Agustín
  • “Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse” / Georges Perec
  • “Bebo para que las demás personas parezcan interesantes” / George Jean Nathan
  • “La mitología existirá mientras haya mendigos” / Walter Benjamin
  • “Después de cierto tiempo cada uno es responsable de la cara que tiene” / Clarice Lispector
  • “El cine no se hace para ganar plata sino para gastarla” / Jean-Luc Godard

sábado, junio 11, 2011

JUNIO 11, 2011

* Según un censo mundial, en este momento estaríamos siendo 6,928,198,253. ¿Alguno se ofrece a prestarnos unos dolarillos?

* Su Majestad Vicent Price cumplió 100 años y nos sigue recordando que la civilización es una patraña frágil.

* Un cine de Austin, Texas, echó a patadas a una espectadora que mandaba mensajes de texto desde su celular. Tarantino aplaude.

* En The Guardian hicieron una gráfica interactiva de los mojones de la música popular.

* A este cortometraje español se lo puede acusar de muchas cosas pero jamás de conservador.

* ¿Cómo sería una mezcla de Los Simpsons con Pulp Fiction? Más o menos así.

* "El interés de Google es mantenernos en un estado de distracción perpetua", dice Nicholas Carr. Damos fe...

* Ver, por ejemplo, este mapa de las publicaciones internacionales que se han mandado esos tipos.

* En España siguen descubriendo a Gandolfo. Y uno que lo conoce hace como treinta años...

* Cuando todavía las sábanas están calientes, ya hay diecisiete guiones prontos para llevar al cine el escándalo DSK.

* Sarlo se pregunta y se contesta: "¿Cómo habría sido la literatura sin Borges?".

* Un concienzudo sitio publica y traduce letras, poemas y textos de Bob Dylan.

* "¿Para qué ser poeta en tiempos de miseria?". Un impagable diálogo entre Leopoldo María Panero y los lectores de El Mundo.

viernes, junio 10, 2011

La negación de la negación

De la columna de Juan José Millás en El País de Madrid:

El sistema es antisistema por las mismas razones que el ejército es antibelicista: porque para perpetuarse conviene mutar, que es lo que hacen los virus. No se extrañen ustedes. La literatura, cuando no es antiliteraria, es un fósil. Todo ello hace del mundo un espectáculo asombroso. Los mejores días de la vida son los que se recuerdan como soñados mientras que los mejores sueños poseen la calidad de lo real. Si Obama ha escogido como asesores económicos a los mismos que acabaron con la economía, es porque conoce bien esta mecánica. Como se comprobó recientemente en la plaza de Cataluña, en Barcelona, un buen policía antidisturbios debe ser un experto en causarlos, lo mismo que un partido xenófobo ha de llevar en sus listas a varios inmigrantes. Ahora mismo, la política española, tan desprestigiada, no ha tenido más remedio, para sobrevivir, que volverse antipolítica. (…) Para sobrevivir a la idea en curso de que la actual forma de hacer política conduce a la nada, el sistema no ha tenido otro remedio que antisistematizarse, y en eso estamos. Gracias por el espectáculo. ¿Quién iba a decirnos que el mejor modo de votar sería no hacerlo?

jueves, junio 09, 2011

Bestialidad



El dibujante Michael Bukowski está abocado a dibujar cada bestia, bicho o monstruo que aparece en la obra de H. P. Lovecraft, y los publica en su blog junto a la debida cita del texto respectivo. Acá, por ejemplo, uno de los "faunos deformes" descritos en "El horror de Red Hook":
Incubos y súcubos aullaban alabanzas a Hécate, y unos becerros-luna acéfalos mugían a la Magna Mater. Saltaban las cabras al son de unas flautas delgadas y odiosas y un grupo de egipanes perseguía incansablemente por las rocas a unos faunos deformes con aspecto de sapos hinchados.

Ir tirando

De un artículo de Soledad Platero en uy.press:

El presidente Mujica lo dijo como al pasar, en esa intervención en Melo que dejó a más de la mitad de los uruguayos indignados y a algunos muy divertidos, a juzgar por lo que se vio en las imágenes. Me refiero a eso de “revolverse”. En el breve discurso en el que Mujica explicó que las tierras improductivas de Rocha valen “un platal”, dejó caer esa idea en la que tantos están embarcados, aunque lo expresen de formas distintas. El Presidente dijo algo así como “para que el pobrerío le arregle el jardincito” y con eso se revuelva. Lo escuché decir cosas muy parecidas cuando visitó la criolla del Parque Roosevelt. Una criolla que le gusta especialmente, dijo, porque hasta allí llega mucha gente pobre que “se revuelve” vendiendo tortafritas, artesanías, haciendo changas acá o allá.

La idea esa de ir tirando con lo que la oportunidad ofrece día a día —hoy tortafritas; velas celestes y blancas en febrero; cuetes a fin de año; un changa de jardinería en verano— es, en todo caso, un recurso de la supervivencia, pero de ningún modo, en ningún modelo serio de país o de sociedad, una forma de vida deseable.

Liniers

miércoles, junio 08, 2011

El efecto PKD

JUAN FRANCISCO FERRÉ | La vuelta al mundo

Uno de sus grandes intérpretes (Fredric Jameson) llamó a Philip K. Dick (en adelante, PKD) el “Shakespeare de la ciencia-ficción”, pero irónicamente sus tramas lo aproximan más a Calderón o a Borges, maestros de la irrealidad espectacular y el ilusionismo especulativo. El motivo de que las novelas y relatos de PKD sigan fascinando al lector, a pesar de (o, como creen algunos fans descerebrados, gracias a) su estilo descuidado y su desmañada (de)construcción genérica, radica en que cada obra de PKD, incluso las más fallida o reiterativa, obliga al lector desprejuiciado a hacerse la gran pregunta filosófica: ¿Qué es la realidad? ¿Cuánto hay de real en la realidad?

Pero lo más sorprendente es que esta interrogación radical la comenzó PKD durante los años cincuenta, inmerso en los parámetros estéticos del realismo más pedestre (en novelas entonces inéditas como Ir tirando o Confesiones de un artista de mierda, que anticipaban la retórica narrativa del realismo sucio sin pretenderlo), antes de darse cuenta de lo insatisfactorio de sus resultados y ambiciones. De hecho, Confesiones forma un extraño díptico con Tiempo desarticulado, una de sus primeras novelas de ciencia-ficción. En ambas se da la misma descripción minuciosa de la realidad americana de la época, con similares problemas existenciales, abulia suburbial y vidas malogradas, pero en una el decorado urbano se presenta como mímesis verosímil y en otra como simulación tecnológica. Esta transición estética expresa la idea de una América cuya cultura, según Kim Stanley Robinson, comenzaba a estar dominada por la tecnología.

En la enredada trama de Tiempo desarticulado, el protagonista descubre gradualmente que la realidad donde vive instalado como un marginal es un simulacro perfecto de la realidad histórica generado para él como hábitat ilusorio por el poder tecnológico-militar de 1998 con objeto de que sirva mejor a sus fines tácticos o estratégicos. Esta ingeniosa resolución narrativa es un paradigma del efecto exhilarante o angustioso, según el humor de cada cual, producido por las invenciones literarias de PKD: el extrañamiento experimental de ficciones que desgarran las apariencias y ponen en juego hasta el límite de sus posibilidades las ideas y estereotipos ideológicos que los diversos lectores manejan sobre la realidad. Si se lee como alegoría, en cambio, funciona como retrato (o autorretrato) desengañado del ambiguo lugar y el papel del escritor en el contexto cultural y político de la guerra fría y aún después.

Por tanto, la conciencia crítica de lo real obligó a PKD a transgredir los límites estéticos del realismo y poner en crisis los fundamentos filosóficos del mundo (“Desmonté el universo hasta encontrar su estructura básica”, declaró a propósito de Tiempo de Marte, otra de sus grandes novelas) y revelar la condición totalmente artificial de la realidad percibida. Baudrillard, uno de sus mejores lectores, señaló que el motivo principal de la singularidad de PKD se fundaba en la ambientación de sus ficciones escasamente científicas en “un universo regido por el principio de la simulación”, donde lo real se habría convertido paradójicamente en “nuestra verdadera utopía”. Así, en El hombre en el castillo, uno de sus grandes textos, simula un mundo histórico en el que la segunda guerra mundial la han ganado Alemania y Japón y se atribuye a un misterioso libro el contrapoder de deshacer la ficción de realidad sustentada por el poder hegemónico.

PKD acertó así a renovar el género de la ciencia-ficción, y acaso a consumarlo, redefiniendo su núcleo conceptual a partir del choque ontológico entre lo real y lo virtual y su potencial anulación mutua. En Ubik, su obra maestra, la multiforme mercancía mencionada en el título (una imagen cosificada de la divinidad) consigue enlazar, con su presencia ubicua de simulacro comercial, versiones excluyentes de la realidad temporal en la que, sin saber si viven o mueren, se mueven atrapados los personajes. Esta ficción fundamental supone, además, la aplicación lógica más rigurosa de la idea “dickiana” de la generación o degeneración de lo real (mundos encastrados, planos de realidad tangentes y zonas temporalmente autónomas, mundos inconexos, regresivos o residuales, etc.) desplegada también en novelas como Ojo en el cielo, Laberinto de muerte y Los tres estigmas de Palmer Eldritch, otra deslumbrante extrapolación futurista del siniestro mundo conspirativo de las corporaciones y la explotación capitalista.

Pero la inquisición sobre la realidad parecería incompleta si PKD no se hubiera interrogado simultáneamente sobre la condición humana, a través del antagonismo cognitivo con el androide, en artefactos fascinantes como Simulacra y Podemos construirle, o en el memorable relato La hormiga eléctrica. La apoteosis de este conflicto, sin embargo, la representa ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, en cuya sofisticada trama la confusión entre androides y humanos se vuelve pura paranoia moral controlada policialmente (con ese supremo detector de “inhumanidad” que es el Test Voigt-Kampff) mientras la frontera “natural” entre ambas clases de criaturas es interrogada y explorada con perversa curiosidad (hasta el punto de incluir el coito adúltero de Deckard con Rachael, una androide seductora que empatiza con él).

Mientras se intoxicaba gradualmente con la droga mental segregada por su cerebro sobreexcitado, PKD iba trazando un mapa de la realidad donde el lector podía observar paso a paso el proceso por el que el mapa iba conformando el territorio hasta fundirse o confundirse finalmente con él. No es extraño, por tanto, que en la última etapa de su vida (como muestra la trilogía VALIS) PKD acabara metamorfoseado en uno de sus esquizofrénicos personajes, tratando de fugarse del mundo “real” californiano a un dudoso mundo alternativo de fantasías religiosas, como un profético precursor de la espiritualidad new age.

Cine americano

Super 8 es lo nuevo de J.J. Abrams, alma y cerebro de nuestra admirada Lost. Y de Fringe, que no está nada mal. Acá van cinco minutos deliciosos.

martes, junio 07, 2011

Hollyweb

De una entrevista a la socióloga marroquí-francesa Divina Frau-Meigs:

Fui invitada al “eG8”, un encuentro al que concurrieron todos los multimillonarios recientes, dueños de las plataformas que manejan la web como Google y Facebook, entre otros. Ellos llevaron un mensaje muy claro hacia los gobiernos que conforman el G8. Ese mensaje fue que la privacidad no existe, que es un derecho obsoleto. También recalcaron que las formas de expresión que están en sus plataformas son de su propiedad y las pueden comercializar. Todo esto apunta a que están creando una nueva economía de la web, en la que van a explotar los contenidos que no provengan de formatos clásicos que ya tienen los derechos reservados. Es decir que van a explotar las nuevas formas de expresión donde la gente habla de su vida cotidiana o sobre sus amigos, y que para ellos son bienes relacionales. Las grandes empresas quieren transformar esos bienes en industriales y culturales para ganar dinero.

El Estado tiene un rol muy importante en la regulación de los medios y debe replantearse el vacío legal que existe en Internet. En el reciente G8, los Estados más poderosos hablaron de recuperar soberanía frente a las grandes compañías, ya que en el único lugar donde pagan impuestos por sus ganancias es en California. Pero las empresas operan en todo el mundo y deberían pagar impuestos a cada país. Lo importante ahora es que los Estados legislen para que las expresiones que circulan en la web, como un chat, un foro, o un blog pertenezcan al que lo ha producido, al creador, y no sólo a la plataforma que ha prestado los medios de producción.

Maradona como excusa

por Ezequiel Fernández Moores

Prólogo a Vivir en los medios (Maradona off the record), de Leandro Zanoni

La escena era patética. El director de una poderosa editorial escondido en un baño, subido a la tapa del inodoro y escuchando la intimidad del vestuario de la Selección días antes del Mundial de México 86. Era patética, sí, pero un fiel reflejo del cuadro: a Maradona los medios lo siguieron hasta el baño. Y lo del inodoro no es un dato menor. Si hubiese sido necesario meter la mano allí dentro, ese director también lo hubiese hecho. Sus revistas fueron duchas en eso de revolver mierda.

Elijo la escena del director porque es la más representativa del poder periodístico. Del poder para el cual todo tiene justificación. Invadir vidas privadas, usar a la gente, moralizar sin mirarse en el espejo y funcionar como herramienta a veces perfecta de un discurso hipócrita que dice criticar la desigualdad social, pero al mismo tiempo la practica de modo constante. Todo en nombre de la libertad de prensa. Hasta subirse a un inodoro para espiar conversaciones privadas. ¿Será también eso libertad de prensa? Nino Manfredi hacía de pobre en una película del neorrealismo italiano y un periodista lo seguía día y noche para contar cómo vivía. “¿Pero usted usa diarios para todo? –le preguntó el periodista–. Come con el diario de mantel, se abriga con diarios, se acuesta sobre diarios y hasta usa el diario para dividir el lugar donde vive”, siguió el cronista. “¿Qué? ¿Acaso no hay libertad de expresión?”, le respondió Manfredi.

La imagen vino a mi mente a medida que leía el libro de Leandro Zanoni. Porque Maradona es una excusa. Zanoni habla del periodismo.Y, por momentos, es un periodismo digno de la definición de Manfredi sobre la libertad de expresión. Porque el director que se escondió en un baño subido al inodoro suena realmente patético. Pero no es el único. Maradona es sin dudas el personaje más mediático en la historia argentina. Pero no es un invento de los medios, como sí lo fueron muchos otros personajes mediáticos. Maradona está en la gente, mucho más allá de los medios. Con Maradona quedó todo al desnudo, inclusive sus contradicciones, públicas, evidentes, muchas veces grotescas. ¿Y las contradicciones de los medios? ¿Qué? Eso es lo que nos cuenta Zanoni en su libro. Porque hay que dar muchas volteretas para decir un día que no habrá campeón igual que él y condenarlo al otro ya sea por su verba inflamada, su adicción o su prepotencia. Es cierto, son medios que acaso dieron volteretas más graves en su historia, un día amigos de la dictadura, al otro de la democracia. Pero Maradona obligó a que esas volteretas fueran excesivas. Todas las veces que la prensa quiso clasificar a Maradona como héroe o villano, Diego se encargó de responder que él es inclasificable, en el bien y en el mal, suponiendo que ambos existan.

Lo más interesante del libro es que evita justamente la actitud de la prensa que se vio siempre tentada de moralizar a través de Maradona. Zanoni no moraliza sobre la conducta de los medios. La describe. Más que la describe, la desnuda. Lo ayudan (lo ayudamos) los propios periodistas. Ese periodista que le cuenta que logró la nota con Diego hablando mal de su colega o lanzando pestes contra una revista de su misma editorial. El que se disfrazó para divertir a los hijos del divo. El que imploró recordándole al astro que su hijo también se llama Diego. El que le dijo que se hizo de Boca por él. O el que lo condenó siempre hasta que lo conoció y trasformó aversión en fascinación, sin viajes intermedios. Pocas veces conocí un personaje que tuviera a la prensa tan a sus pies. Que hiciera que esperaran por él horas y horas. Que en la espera sólo hubiera insultos. Pero que todos se quedaran (nos quedáramos) allí porque siempre algo iba a decir. Claro que muchos medios tomaron después su revancha. Porque Maradona fue víctima y también victimario.

Recuerdo una vez que un colega me citó para adelantarme un trabajo empalagoso que había hecho sobre Maradona y al que él llamaba “documento”. “Está bueno, pero no sé si será un documento, es todo demasiado favorable, no hay contrastes”, le respondí. “Mirá, para mí Maradona es un negrito de mierda, pero queremos que el trabajo venda bien”, me contestó. ¿Cuántos poderosos dueños de medios pensaron exactamente lo mismo? ¿Cuántos no soportaban la audacia y hasta la arrogancia de Maradona para opinar de todo y enfrentar a todos, como si ese “negrito de Villa Fiorito fuera igual a nosotros”, pero luego pagaron millones para que su medio lo tuviera en exclusiva? La versión 2005 de Maradona, más en paz consigo mismo, pero también menos rebelde y mejor negocio para el establishment, apaciguó esas diferencias. En sus años difíciles, en un programa de América TV, con el que Maradona tenía un contrato que incumplía, lo sacaron de la cama y lo mostraron en un estado impresentable. Lejos de sentir vergüenza, al día siguiente estaban todos chochos, el programa había tenido más rating que nunca. Está claro, la versión 2005 del Maradona sano es definitivamente más agradable, más allá de que ahora él mismo sea parte de los medios. De aquellos mismos medios cuyas miserias quedan expuestas en el libro de Zanoni.

Libro completo acá.