domingo, febrero 26, 2012

El viejo mundo

De un artículo de Luis Martínez en El Mundo:

¿Por qué las mejores películas del año no están en los Oscar? Sí, Los descendientes está, pero ¿y las otras? Por orden, ¿por qué no está Drive? ¿Por qué no hay la menor mención a Take Shelter, de Jeff Nichols, la más violenta y brillante metáfora de lo que nos está pasando? ¿Por qué ni Shame, de Steve McQueen, ni el propio Michael Fassbender, su protagonista, figuran por ningún lado? ¿Dónde está Cronenberg y Un método peligroso? ¿Por qué una de las sensaciones de Cannes, Martha Marcy May Marlene, de Sean Durkin, ni siquiera ha sido mencionada en la categoría de mejor actriz por el soberbio trabajo de Elizabeth Olsen? ¿Por qué Andy Serkis, el hombre escondido detrás de la 'motion capture' es borrado con saña de todas las listas?

¿Por qué El topo, de Tomas Alfredson, no figura entre las mejores, puesto que lo es? ¿Por qué una cinta tan fácil, tontorrona y sin foco como Tan fuerte, tan cerca sí está en la exclusiva lista de las nueve películas del año? ¿Que hace Criadas y señoras ahí? ¿Por qué La piel que habito ni siquiera tuvo opción de competir a la mejor película de habla no inglesa (esta pregunta quizá es en otra ventanilla)?

Quizá la pregunta debería ser reformulada de otro modo: ¿Por qué cualquier película que se haya postulado este año como nueva, interesante, provocadora o conflictiva ha sido borrada del mapa? Sin duda, si la Academia del cine de Hollywood necesita algo es renovarse. Eso o seguir ganando dinero sin pudor. Que tampoco está mal. Sea como sea, lo único cierto es que las academias, todas ellas, son organismos por definición conservadores. Están ahí para preservar las esencias. Otra cosa es qué sea eso de las esencias o cuanto difiere la esencia de la cuenta corriente de algunos.

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