martes, febrero 21, 2012

Los viejos blogueros nunca mueren

Enrique Vila-Matas | El País

“Me acuerdo de los gorros tipo Davy Crockett, y de cuando todo era Davy Crockett por aquí y Davy Crockett por allá”, leo en el libro que Joe Brainard dedicó a sus recuerdos. Si un día me propusiera abordar los míos, empezaría así: “Me acuerdo de Internet”. Y es que han pasado sólo once años desde que los ordenadores cambiaron mis hábitos, pero tengo la impresión de que han transcurrido muchísimos más.

Me acuerdo de cuando los blogs estaban de moda. Después, Facebook y Twitter los fueron arrinconando, aunque algunos de ellos, como Vano oficio (Ivan Thays) o el tan justamente célebre El lamento dePortnoy (Javier Avilés), mantienen intactos su interés. En su último post, Avilés cita una entrada de Rango finito (Javier Moreno), que comenta el problema creado por el uso generalizado de las redes sociales: entre unas y otras han logrado que disminuyan el número de enlaces entre blogs y, por consiguiente, que se contraiga el contenido en la Red. Son los propios blogueros quienes están haciendo que el dinámico entramado de la Red que les unía sea cada vez más débil. Y es que los enlaces en las redes sociales no sólo tienen ahí una permanencia fugaz, sino que, además, no generan contenido dentro de Internet, ya que son obviados por los buscadores.

Es curioso: creíamos que Internet era un lugar temible para la calidad literaria y ahora incluso añoramos la antigua pujanza de los enlaces y contenidos de los blogs. En todo caso, los mejores resisten. El lamento de Portnoy se vale de su comentario sobre la caída bloguera para crear nuevos vínculos. “Es evidente que este post pretende generar enlaces y contenido”, dice Avilés alias Portnoy. Y conecta con Bolmangani, blog que en su entrada del 10 de febrero ofrece, en traducción de Jose Luis Amores, el prólogo a The novel, an alternative history, libro de Steven Moore donde se ensalza a la “literatura de la dificultad” (o de la complejidad) y se arremete “contra la estrechez de miras de los Myers, Peck y Franzen, defensores de la historia estándar del género de la novela”.

Podremos estar de acuerdo o no con la embestida, pero el prólogo de Moore es interesante. Para él, “todos los desarrollos significativos en nuestra historia cósmica” pueden verse como saltos hacia nuevos niveles de complejidad. Y se acuerda de cuando los Beatles lanzaron Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band y hubo quienes criticaron la irrupción de la complejidad en las canciones del grupo. Moore se plantea si los Beatles, de haberse atascado en su simpleza inicial, serían los iconos culturales de ahora. Dado que hasta los fans más antiguos aplaudieron la evolución del grupo, se pregunta también por qué a los autores literarios no se les ha permitido lo mismo que a los músicos pop. ¿Por qué, por ejemplo, se vapuleó tanto a Joyce por haber intentado ir de Dublineses hasta Finnegans Wake?

Me ha parecido que Moore no contempla que se pueda evolucionar a la inversa, es decir, la llamada “innovación anacrónica”. Pero creo que en el fondo su escritura, tan deliberadamente legible, entrevé que sólo se puede renovar con eficacia la narrativa reformándola con gran paciencia desde dentro (“¡Pero muy ligeramente! Porque si te pasas, caes en el gran error, ¿no es así?”, decía Céline). Por mi parte, me siento próximo a este estilo de renovación, aunque entiendo que no hay ninguno que posea la fórmula perfecta.

Tal vez en todo esto una sola certeza: el ensayo de Moore habla en realidad de temas muy habituales en nuestros blogs más activos, plantea dilemas que históricamente han sido centrales en ellos. Dilemas en los que el tenso diálogo entre lo convencional y lo supuestamente nuevo ha dado siempre gran variedad de ideas y enlaces. Y un cierto heroísmo cotidiano. La leyenda dice que los grandes blogueros llevan siempre las botas puestas.

8 comentarios:

  1. la observación nos hace justicia, el blog es un arma cargada de futuro y twitter y facebook le hicieron un gran bien al liberarlo de una hojarasca demasiado ociosa.

    otra cosa que quiero señalar, mudo peter lorre, y es la importancia central del anonimato, o seudoanimato, que mucha gente confunde con cobardía y es, al contrario, una ACCIÓN valiente y modesta que despoja al blogger de toda forma autoritaria de concebir la autoría, valga la redundancia.

    no tengo problema en ser robot. podría sacar la verificación de palabras?

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  2. El anonimato (o anonimia) y la seudonimia nos transportan varios siglos atrás (varios, varios), cuando no eran importantes los derechos de autor y las obras circulaban libremente gracias a los relatos orales, pues de eso se trataba, de que circularan. Hace poco terminé una pequeña investigación histórica sobre los rastros de la autoría y alguién señalaba como positivo esa insólita vuelta de los tiempos. Aunque claro, nada es perfecto. En la Roma Antigua existía una cosa llamada "derecho de interpretación o de lectura" que consistía en que el autor determinaba cual era la lectura "correcta" de su obra y se la imponía al resto.

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  3. interesante, mary, principalmente el dato de roma antigua. hace años (varios, varios también) hice un trabajo que primero perdí y luego olvidé casi en su totalidad sobre el anonimato en el siglo de oro, tiempos de inquisición y bueno, en ese caso el autor se vinculaba a la figura del "héroe", por lo cual el lector e interpretador era también "heroico". sólo un apunte.

    lorre, dígale a vila-matas que más viejo será él.

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  4. ah, en el siglo de oro sucedían otras cosas muy interesantes, también. Está bueno el cambio que rotundo que significó la invención de la imprenta y el asunto de los "privilegios" que se le otorgaban graciosamente a los impresores para editar ciertas obras, en ciertos lugares. Mientras esto sucedía los autores no existían legalmente pero sí tenían importancia social. Después el asunto de los "privilegios" se invirtió y los "privilegiados" pasaron a ser los autores que creaban para la corona de turno. Ahí empiezan una teorías jurídicas delirantes acerca del vínculo entre el autor y dios. Todo en el marco del Absolutismo, claro. Pero fue recién en la Edad Media que los autores comenzaron a marcar sus obras con su nombre. Los creadores pertenecientes al arte profano: trovadores, pequeñas compañías de teatro callejero, que competían fuertemente. Bueno, es una época interesantísima que ayuda a entender muchas cosas que suceden hoy mismo, pero con otros ropajes.

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  5. Disculpad la mudez, Astillero & Co. El ardiente febrero apenas nos ha permitido postear alguna cosa que otra, diantres.

    Celebro que tome así el anonimato de un blog, ya que en momento aciago, a raíz de un comentario más bien irrelevante y puramente descriptivo, se nos increpó que para decir ciertas cosas había que hacerlo con nombre y apellido para "que quedara claro el lugar desde donde hablamos", como si eso cambiara en algo los hechos. Típica chicana oriental: si tenés algo que objetarme es porque tenés un interés corporativo atrás. Como no contamos con un discurso corporativo -que por otra parte nos provocan una profunda repulsión-ni teníamos la mínima intención de ceder a las presiones autoritarias respecto a cambiar las reglas del blog, optamos por lo sano y bajamos la cortina. Damos fe, por lo tanto, de que la libre circulación de la que habla Miss Mary tiene visos de utopía y de que el autor de este blog está tan lejos de la figura "heroica" como de los discursos corporativos.

    Nos encantaría eliminar la verificación de palabras si sólo tuviéramos idea qué nos está hablando, Astillero. Y ya mismo le estoy escribiendo a Enrique para decirle que más viejo será él.

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  6. sin duda que es una época, en uruguay, de autores "privilegiados" en tanto rindan su tributo a la novela histórica, el testimonio tupista y ultimamente las biografías. La ficción bien gracias.

    Peter, Ud. dijo lo que dijo clarísimamente y con nombre y apellido: PETER LORRE. Pasa que la gente no se banca que uno se ponga el nombre que quiera, porque eso le impide ponerlo (a Ud.) en un lugar que tranquilice, en fin, nada nuevo.

    Me refiero Lorre a que los comentadores estamos sometidos a una prueba cada vez que queremos comentar que consiste en tener que mirar unos minutos unas palabras borrosas y escribirlas abajo, una tortura que se soluciona en los settings a los que sólo ud. tiene acceso.

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  7. Astillero: le informo que he pasado un buen rato con la maldita configuración de los comentarios, y en ningún lado encuentro la manera de eliminar el fastidioso requisito de las letras. Calculo que debe ser una imposición del Blogger. Si Ud. o alguien conoce cómo eliminarlo, mande instrucciones.

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  8. Va arriba a la derecha adonde hay una ruedita y entra adonde dice "Old blogger interface". Acto seguido va a Crema, entra en "Settings" y luego a "Comments" (no vaya directo a Comments sino a los Comments dentro de Settings). Una vez allí va a "Show word verification of comments?" Luego, la decisión es suya...

    Sobre la seudonimia, vio que Ud. me pone un nombre que yo no me puse? Todos somos humanos, Lorre, todos tenemos nuestros miedos y los monos salen a buscar bananas cuando oyen el trueno...

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