Lisandro Aristimuño - Mundo anfibio
El quinto disco de estudio de Lisandro
Aristimuño demuestra que el solista sureño aún no ha encontrado su techo: Mundo
anfibio es un ciclo de canciones envueltas por un sonido que deslumbra tanto
por lo ambicioso de su concepción como por la justeza de su concreción. La
tapa, una pintura de Gabriel Sainz que recuerda los paisajes alucinados de
Brueghel y El Bosco, plantea una oposición entre un mundo natural -identificado
con los orígenes y la armonía con el medio ambiente- y la civilización, con su
depredación sobre la conciencia humana y su entorno. Alrededor de ese concepto,
Lisandro desarrolla un universo absolutamente personal, integrado por melodías
límpidas, una poesía de gran fuerza evocativa, samples, sonidos étnicos,
arreglos de cuerdas, instrumentos acústicos y programaciones. Voces deformes,
canciones infantiles, melodías orientales contribuyen a completar ese clima
onírico, entre la epifanía y la pesadilla. Hay canciones gloriosas: las dos
primeras, "Elefantes" y "Un dólar, un reloj y una frase sin
sentido", emergen con fuerza arrasadora, impulsadas por un cuarteto de
cuerdas y (en la segunda) la voz del invitado Ricardo Mollo. En "Cien
pájaros", "Aurora boreal", "Igual que ayer", el clima
de invención y asombro es tal que da la impresión de que la Incredible String
Band se hubiera reencarnado en el siglo XXI en el noroeste argentino. Mollo
reaparece en "Traje de Dios", probablemente lo más rockero del disco,
y también Hilda Lizarazu y Boom Boom Kid hacen convincentes cameos vocales.
– Claudio Kleiman | Rolling Stone
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