martes, noviembre 01, 2011

I'm walking here!

En Perfil, Guillermo Piro vuelve sobre el asunto Kodama-Fernández Mallo, y empieza así:
Hay una escena interesante en Perdidos en la noche, de John Schlesinger, una película de 1969. Allí Joe Buck (Jon Voight), un cowboy de encanto ingenuo, convencido de que es la salvación de muchas mujeres solitarias y faltas de amor, conoce a Rasto Rizzo (Dustin Hoffman), un timador y ladrón de poca monta, un tullido con grandes ambiciones. Los dos personajes viven una estrecha relación en una Nueva York asfixiante. En un momento, a poco de comenzada la película, pasa algo inquietante. Rasto Rizzo, vestido con un ambo blanco, camina junto a Joe Buck por la calle, parloteando. La toma está hecha a distancia, con un teleobjetivo, lo que crea la ilusión de que los personajes caminan en el mismo sitio. Peatones tomados inadvertidamente se cruzan delante de la cámara. Al llegar a la esquina, al cruzar la calle, sucede algo que no estaba previsto en el guión: un taxi está a punto de atropellar a Dustin Hoffman. Y Hoffman, fiel discípulo de la escuela del Actors Studio, encara al taxista y le grita: “I’m walking here!” (¡Estoy cruzando yo!), un modo significativo, o mejor dicho ejemplar, con que el personaje reclama existencia. María Kodama es como Rasto Rizzo. De tanto en tanto es ignorada, pero ella se las ingenia para reclamar su existencia. Se entiende, a nadie le gusta ser ignorado. Eso es algo que con relación a Kodama en la Argentina sabemos muy bien desde hace tiempo. Más precisamente desde la muerte de Borges, en 1986. Pero al parecer en España acaban de enterarse.

3 comentarios:

  1. Fernández Mallo, Sergio di Nucci (y no sé si Cabrera Infante en mucha cosa) podrían definirse como pajeros intelectuales. No es que hagan daño a nadie, pero tampoco hacen feliz a nadie porque en realidad de sus cabecitas no sale más que la vieja palabra "intertextualidad" con tufo a otra más vieja -plagio-, y por ahí con tanto ruido de autosatisfacción lo que hacen es molestar al vecino que dormía la siesta, en este caso Kodama. No sé si Alfaguara perdió, porque sólo por este "affaire" alguien más que un académico onanista querría comprar el libro de Fernández.
    Medio patético todo. No me digan que la literatura no da para un programa de chimentos semanal...

    ResponderEliminar
  2. ¿Cabrera Infante? No me consta, querida Lajack. Pero si Ud. lo dice, puede ser. Es más: es tal la alegría de que haya vuelto a comentar acá que puede cagarnos a puteadas que lo vamos a recibir con una sonrisa.

    Acá tiene su coca y el irish whiskey para Miss Mary. Salud!

    ResponderEliminar
  3. Cómo me ponen los masocas sonrientes, por dió!
    Aguante un poco que estoy terminando mi remake de Cien años de soledad y vengo a explicarle lo del Cabrera este. Salud!

    ResponderEliminar