En la literatura médica, la “cuerda” vocal es un mero “doblez”, una pieza de cartílago que se esfuerza por alcanzar y tocar a su melliza, produciendo así la posibilidad de efectos sonoros. Pero siento que debe haber una relación profunda con la palabra “cuerda”: la resonante vibración que puede despertar la memoria, producir música, evocar el amor, causar lágrimas, conmover a multitudes a la pena y a las muchedumbres a la pasión. Puede que no seamos, como solíamos vanagloriarnos, los únicos animales capaces de hablar. Pero somos los únicos que podemos desplegar una comunicación vocal por meros placer y recreación, combinándola con nuestras otras vanaglorias, razón y humor, para generar más altas síntesis. Perder esta capacidad es estar privado de un completo rango de facultades: es, con toda seguridad, morir más que un poco.
domingo, octubre 30, 2011
Perder la voz es morir un poco
De un artículo de Christopher Hitchens sobre su enfermedad y la pérdida de la voz:
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La conciencia de la fragilidad humana en toda su dimensión. Una hora, un minuto, un segundo y la diferencia entre un montón de carne y huesos con la función neuronal, queda destrozada.
ResponderEliminarSólo una cosa queda, el espacio ocupado por otra cosa.
Estos son los momentos en los que cualquier comentario que uno haga suena a banalidad abrumadora. Buena forma de comenzar la semana.
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