sábado, diciembre 31, 2011

2011


Hoy termina 2011, un año bien cargado de noticias. / sigue


Orsai

miércoles, diciembre 28, 2011

Otra misionera

Junto a un video que nos ha producido una aguda migraña, hemos recibido el mensaje que reproducimos textualmente a continuación en el entendido de que tan aladas palabras merecen ser compartidas:

Hola
Soy Mariela ,misionera  chilena , me dedico a llevar el mensaje de salvacion de las almas , por todo el mundo ,  y tambien, envio esta hermosa presentacion,para que recibas al SEÑOR JESUCRISTO en tu corazon como tu salvador personal ,Espero tu respuesta.Que DIOS te bendiga.

Los interesados pueden responder a esta casilla: mariach12junco@gmail.com, que curiosamente está a nombre de "rosario gonzales". Agradecemos que después nos avisen si Mariela y Rosario son la misma persona, si el clip ha tenido el mismo efecto Videodrome que en nosotros y qué tal funciona el salvador personal.

martes, diciembre 27, 2011

Too great



“My trouble is that I try to cover a part entirely. When you do there’s the danger that the patron will leave the theatre feeling that you are so perfectly suited to the character he has just seen that he can’t imagine you in any other part.
…Mothers with children ran from me in the street. Terrible letters came to me. Letters came from strange people; people who I never believed lived in the world; depraved and disturbed minds, thinking they saw in me the perfect companion, a fellow psychopathic. A success can be too great, I tell you.”
-Peter Lorre, on his role in 1931’s M

domingo, diciembre 25, 2011

DICIEMBRE 25, 2011


* Grandes posters del 2011.

* El arte de escribir es el arte de suprimir.

* Ciudades capturadas en time-lapses.

* La importancia de llamarse Václav.

* El problema con las películas políticas.

* El día en que Pynchon visitó Springfield.

* Un petardo coreano como pocos, enterito.

* El concierto como instrumento de delito.

* ¿Ya hemos hablado de Hermano Cerdo? Si no, ahora sí.

* Dieta ermitaña: una comida al día y una botella de vino.

* Prohibido para estómagos sensibles y navideños.

jueves, diciembre 22, 2011

Chau, Lucía

La revista Ñ publica una noticia por lo menos extraña:
La escritora española Lucía Etxebarría se hartó. De las descargas ilegales de sus libros, que ahora la obligan a buscar un trabajo que le permita mantener su casa y a su hija. Así que el lunes plantó bandera y anunció en su cuenta de Facebook que dejará de escribir novelas “por unos años”. Y agregó que decidió “no volver a publicar por una temporada larga”. Según Etxebarría, las descargas no autorizadas hicieron que las ventas de sus libros bajaran estrepitosamente. “Comprobé que se han descargado más copias ilegales de mi novela El contenido del silencio que las que se compraron”.
La decisión de Etxebarría generó una enorme polémica y miles de mensajes, tanto en Twitter como en Facebook, que van desde respuestas comprensivas hasta el insulto. A favor de la descarga ilegal de libros por Internet. En contra del protagonismo que consiguió la escritora con su anuncio.
Etxebarría (1966), autora también de Beatriz y los cuerpos celestes, escribió en Facebook: “Así que si queréis comprar El contenido del silencio en papel, me haréis un favor enorme. Recibiré alrededor de un euro y medio por copia vendida (deberían ser dos euros pero hay que descontar comisiones de agente, gestor, hacienda y demás). Si la queréis descargar y encima dejar mensajes en mi muro jactándoos de haberlo hecho, me haréis la putada del siglo”.
Sin haber leído una sola línea de la inspiración de doña Etxebarría, nos arriesgamos a pensar que de una escritora que por razones comerciales se niega a escribir -ya no a publicar, lo cual sería el punto- no nos estamos perdiendo de mucho.

Una recomendación

Apenas tres muestras del notable cuarteto catalán Manel, que en este 2011 rompió todos los moldes con su álbum 10 Milles Per Veure Una Bona Armadura.


Acá algunos artículos de El Mundo, El País, ADN, La Vanguardia y Koult.


Buen provecho.






miércoles, diciembre 21, 2011

La estrella de David

Fragmentos de una entrevista a David Lynch publicada en Los Inrockuptibles:

–¿Es cierto que filmás todos los días con una pequeña cámara DV?
–Para nada. Filmo sólo cuando tengo proyectos, que pueden ser muy variados, como recientemente un cortometraje para American Express sobre un recital en Los Ángeles de Duran Duran.
–En estos últimos diez años, sólo rodaste dos largometrajes: El camino de los sueños e Imperio. ¿No extrañás un poco el cine?
–Sí, lo extraño. Pero no tengo ninguna idea de película desde Imperio. Además, siento cambios enormes en la industria del cine. No sé todavía qué pasó exactamente. Pero creo que un cierto modelo, junto con la idea de la sala como lugar donde la gente ve películas, hace que la industria tal como la conocemos esté seriamente amenazada.
–¿Pensaste en dejar el cine?
–No, en absoluto. Sé que el rumor circuló, pero era falso. Simplemente dije que ya no rodaría en fílmico. Aunque el celuloide muera, el cine no lo hará.
–¿Por qué pensás que rodar en fílmico ya no tiene sentido?
–Es una tecnología pasada de moda… todo el equipamiento que requiere la película es tan antiguo, tan pesado. Cargar la película, sólo poder rodar diez minutos, mandar las películas al laboratorio, no poder ver en seguida lo que se grabó: ya no tiene ningún sentido. El digital suprimió todas esas obligaciones. Sin siquiera hablar del deterioro del soporte: rápidamente, la imagen se vuelve oscura, aparecen rayas… prefiero, por ejemplo, que la gente mire Cabeza borradora en DVD que en una copia de la película. La imagen es más pura, está menos alterada, nada separa al público de la imagen.
–¿Podrías imaginarte El hombre elefante en digital?
–Sí, por supuesto. Hoy, gracias a la tecnología, todas las texturas de imagen son posibles. Creo que el blanco y negro de la luz de El hombre elefante es completamente realizable con una cámara digital.
–¿Qué películas o directores de cine te impresionaron recientemente?
–(Largo silencio) Miro pocas películas nuevas. Hace poco vi El árbol de la vida, de Terrence Malick, y Medianoche en París, de Woody Allen, pero debo admitir que ninguna de las dos me emocionó mucho.
–Si pudieras viajar en el tempo, ¿a dónde te gustaría ir?
–Me gustaría volver a 1953, 1954. Me subiría a un Studebaker Starliner Coupe, y bajaría hacia el sur para vagar con Sam Philips, esperando el nacimiento del rock’n’roll.
–¿Seguís practicando meditación?
–Sí, todos los días, una hora, dos veces por día.
–Cuando pensás en tu obra cinematográfica, ¿qué es lo que te pone más orgulloso?
–Me gusta decir que mis películas son como mis hijos, y que no hay manera de elegir cuál es mi favorito. Sin embargo, hay uno que me preocupa mucho: Dune. ¡Es el que más me atormenta!
–¿Tal vez porque es más hijo del productor Dino de Laurentiis que tuyo?
–Sí, así es. No tenía el final cut, y la película no corresponde a lo que quería hacer. Fue una gran lección. Lo peor es que yo estaba convencido desde el principio que esta superproducción me iba a dejar un gusto amargo, pero quise comprobarlo y efectivamente así fue. Entendí que a partir de entonces sólo aceptaría proyectos donde tendría el control de todo, nunca más me iba a dejar tratar como una marioneta.
¿Cuándo crees que encontrarás una idea para una nueva película?
–No sé. Recibo muchas propuestas de mi entorno, un poco como cuando uno sale de un divorcio y sus mejores amigos quieren llevarlo a visitar a todas las solteras que conocen. “Ya vas a ver, ésta es perfecta para vos…”. Pero no pasa nada, no hay chispa, no hay encuentro. Mejor saber esperar la buena ocasión que forzarse. Forzarlo sólo traería una nueva desilusión.

sábado, diciembre 17, 2011

DICIEMBRE 17, 2011


* Un catálogo de planetas ficticios.

* Para despedir a Cesária: uno, dos, tres, mil.

* Invierten en cultura. Acá. ¿Leímos bien?

* Replicante se manda a la carretera.

* Las nuevas aventuras del Viejo Vizcacha.

* Habla el hombre de la máscara indignada.

* Un blog dedicado al suicidio.

* Más listas literarias, a favor y en contra.

* Christopher Hitchens (R.I.P.) en su tinta.

* La helvética también merece un documental (cc para subtítulos).

Los impunes


El suplemento "El Empresario", de El País, publica un ilustrativo informe sobre el crecimiento en las ventas de los shopping centers montevideanos, en particular de electrodomésticos y prendas deportivas. Al parecer, "el desempeño de Uruguay en el fútbol internacional influyó positivamente" en la demanda de canguritos y camisetas. Bravo. Otra demostración flagrante de las relaciones carnales entre el deporte y el capitalismo rampante.

Pero el punto alto del artículo reside en las declaraciones de Andy Stalman, de la consultora Cato Partners España, quien "llegó a Montevideo para exponer (...) sobre tendencias en marcas, la vinculación entre éstas y el ser humano y la mediación de la tecnología".

Un verdadero as en el arte de vender el alma, Stalman debe haber cobrado una valija de dólares para vomitar reflexiones de este tipo: "En un centro comercial más que expertos en arquitectura, necesitamos expertos en psicología, antropología y sociología para entender al ser humano. Hay que buscar un equilibrio entre generar tráfico y dar buen servicio".

El sector más escalofriante del informe, sin embargo, descansa en la explicación de algo llamado "branding sensorial", al que uno imagina como la definitiva claudicación de los pocos vestigios de dignidad que le van quedando al individuo o, en otros términos, como el summun de la entrega del orto. 

El bueno de Stalman exhortó "a todas las marcas a comenzar a poner en funcionamiento estrategias de branding sensorial -construcción de marca desde lo experiencial, utilizando todos los sentidos- para crear fans en vez de clientes. Según Stalman, esto se logra llegando al corazón del consumidor y no a su cabeza, para poder generar un compromiso en vez de un comportamiento".

Seguro que cuando todo esto explote -como ya explotó antes, como está explotando ahora en otras partes- los Stalman de la vida venderán otro discurso, porque sus verdaderos talentos no están en balbucear estas pelotudeces sino en darse vuelta como una media y en zafar de la cárcel.

viernes, diciembre 16, 2011

Christopher Hitchens 1949 - 2011


Artículos acá, acá y acá.

Basta

Nos vemos en la obligación de manifestar que a la próxima puta lista que incluya entre su selección de las películas del año a la insufrible Tree of Life -grandísima torta publicitario-existencialista del ex confiable Terrence Malick- le deseamos todas las desgracias mayas para el 2012. Tá. Eso.

jueves, diciembre 15, 2011

Nina

El video no vale mucho, pero la música, ah, la música.

martes, diciembre 13, 2011

Glocal II

Un artículo de 180 retoma algo que posteamos acá hace un tiempo: las video-instantáneas sobre lo que escuchan las ciudades. Ahora le tocó a MVD.

Doré en Londres


De un artículo de Avelina Lésper en Replicante:
La fascinación por una ciudad no se limita a recrear sus aspectos amables, deslumbra más la decadencia, las ruinas y la podredumbre. Gustave Doré llegó a Londres como un artista consagrado, sus grabados dramáticos que ilustraban la Biblia ya habían llevado esas historias de pastores iletrados más allá de su narración y creado en la mente de los lectores el omnipresente submundo del infierno y el castigo divino. Entonces Blanchard Jerrold le propuso hacer una guía o un libro de viaje que ilustrara el Londres victoriano. Doré viviría temporadas en la ciudad para conocer con detalle cada sitio que Jerrold describiría.

El resultado fueron 180 grabados que se adentran en las entrañas sucias, mezquinas y miserables de una ciudad en la que las clases sociales se dividían abismalmente, donde la pobreza y el sufrimiento golpeaban con sus olores putrefactos y las clases poderosas no perdían oportunidad de demostrar su despotismo. Doré no idealizó a la city ni se dejó impresionar por su crecimiento. Tomando el texto de Jerrold como un punto de partida, en su visión incorporó la lectura de las historias de Charles Dickens y buscó en las calles y sus habitantes el carácter de los personajes dickensianos.

El regalo


Seis perplejidades

Publicado en el blog del escritor Andrés Neuman:
Una bonita revista chilena me ha pedido, horror, seis consejos para escritores principiantes. Mi perpleja respuesta podría ser la siguiente:

1. No consentir las actitudes paternalistas de los autores mayores. Ellos también fueron jóvenes y, con toda probabilidad, mucho más indocumentados.

2. La tradición no pesa, sino invita. Escribimos mientras leemos: la escritura es una forma suprema de relectura.

3. Ensayar, errar y repetir. Un manuscrito malo es mucho más valiente que un supuesto genio que se abstiene por si acaso.

4. Corregir hasta el límite de la impaciencia.

5. Recordar que todos somos principiantes: la escritura es un arte inaugural y carece de expertos.

6. No aceptar seis consejos de nadie. Uno ya es un abuso.

viernes, diciembre 09, 2011

El streaming y la televisión

por Diego Lerer | Micropsia

Cuando era chico veía películas por televisión. No tenía idea a quiénes pertenecían los derechos, quién hacía las películas, cómo se pagaban, ni todo lo que había detrás de esa caja en blanco y negro que me permitía ver cine en los años ’70 y ’80.

Tampoco pagaba nada por ver películas en la televisión. No había cable, ni cable premium, ni nada por el estilo. Uno tenía cuatro canales -con buena antena, cinco, si agarrabas Canal 2- y lo poco que podías encontrar estaba ahí. Gratis. Al alcance de la mano. Entonces no se me ocurría pensar quién le pagaba a quién, ni cuánto ni porqué. Para mí era gratis y era natural que lo fuera.

Hoy la televisión abierta sigue siendo gratuita, aunque la mayor parte de la gente accede a ella a través del cable, obviamente pago. En ese paquete mensual uno puede ver películas gratuitas y otras que no lo son. Algunas clásicas, otras relativamente recientes, y otras no tanto, dependiendo de circunstancias, arreglos y “ventanas” algo complejas de sintetizar acá.

La aparición del video hogareño llevó a que buena parte del consumo cinematográfico se moviera hacia el alquiler y compra física de películas. Uno paga un alquiler (VHS, DVD, BluRay, lo que sea) y tiene el filme consigo por un tiempo o para siempre, si es que lo compra. Hasta ahí, todo “legal”.

Esta introducción algo banal (“para que lo entienda un chico de seis años”, como decían en una película que ya no recuerdo) es la que me llevó a pensar en cómo se suma el consumo de películas por internet a este ciclo. Si la evolución va de la TV a la TV por cable y de ahí al video, el consumo online es claramente el paso siguiente en la evolución del consumo cinematográfico, sí, pero también televisivo, musical y muchos etcéteras.

Hubo una primera etapa, que podríamos llamar la de la década del 2000, en el que el proceso de bajar películas era largo, complicado, sólo para especialistas en torrents, descargas directas, pegado de subtítulos y extensiones para muchos bizarras. Esa bajada física nunca terminó de preocupar a la industria porque no lograba expandirse más allá de los que sabían o podían manejar esas variables, un porcentaje creciente pero relativamente menor. Esa “bajada” física no era tan preocupante como los manteros y revendedores de copias truchas, mercado que sí cualquiera entendía y en el que muchos participaban sin cuestionar su legalidad. Ese “download”, físico, podría ser equiparable al alquiler o compra de películas. O quizás a la TV por cable.

Pero la llegada y accesibilidad del streaming modificó y alteró rápidamente el mapa, y es el que seguramente marcará los próximos años del consumo audiovisual. El motivo es obvio: como YouTube, las plataformas de acceso son simples y sencillas, los subtitulados más fácilmente accesibles, los procedimientos mucho más cercanos a los de la televisión abierta. Cualquiera puede ver una película con mínimos conocimientos de internet, de la misma manera que lo podíamos hacer por TV. No había ni que aprender a manejar la videocasetera o el player de DVD. Es entrar, abrir el servidor online determinado, buscar lo que se desea y punto.

Lo curioso de todo esto es que nos vuelve el proceso a sus inicios: es como la TV que yo veía de chico. Está ahí, es gratuita, prendemos y miramos, no entendemos porqué deberíamos pagarla y los chicos de hoy, como lo hacía yo hace 30 años, no piensan quien gana o quien pierde dinero en el proceso. Se sientan, prenden y ven. Función privada, le podríamos decir.

Ahí es donde se produce el complicado proceso de la legalidad de estos sitios. Se dice, y es cierto, que Cuevana no paga por las películas que se exhiben a través de su portal. Los canales de televisión sí lo hacían. Pero los canales no nos cobraban ese costo a nosotros, si no que recuperaban su dinero a través de la publicidad. Esta debería ser la lógica de los sitios de streaming: en vez de pensar en cobrar o castigar o dejar sin oferta al usuario, lo que hay que encontrar es el mismo sistema que permitió durante tantos años -y sigue permitiendo- la existencia de la televisión abierta. Los sitios compran los derechos de las películas y ganan dinero a través de la publicidad. Nada nuevo bajo el sol.

No creo que a nadie le moleste ver 20 segundos de un aviso antes de arrancar con HARRY POTTER 2, o hasta una tanda de dos o tres avisos si es necesario y si eso garantiza tanto la legalidad como la calidad del producto. La cuestión es pensarlo así: el cine via streaming es televisión. O cine por televisión. Y punto. Se puede pausar, se puede elegir más, tiene particularidades y especificidades, pero su operatoria debería ser la misma. Warner podría poner colas de sus películas antes de las que se ven, Cuevana podría arreglar con Coca-Cola, o con las “empresas” que desee. Y no debería ser tan complejo encontrar una solución económica si se piensa a futuro.

Esto, para mí, plantea un problema a los start-ups y empresas (de Netflix para abajo) que intentan cobrar al usuario por el servicio de streaming. Cualquiera preferirá ver una película gratis que una paga, por lo cual el sistema de negocios se complica. Se podría pensar, sí, en estos servicios como un servicio premium. Esto es: el mismo modelo que representa la TV por cable a la TV normal. Las películas pueden llegar antes, sin publicidad, sin cortes, tal vez con más variedad y mejor calidad. Y el que quiere ese servicio, como el que quiere HBO, lo paga. Pero si la pantalla de internet es la tele del siglo XXI, los contenidos audiovisuales para el espectador deberían ser gratuitos. Lo demás, es cuestión de que las empresas, las autoridades, los institutos y “los dueños de los canales” encuentren un sistema de pautas para generar ganancias.

Para los consumidores, el streaming de películas no debería requerir de otro procedimiento que poner PLAY. Y listo.

martes, diciembre 06, 2011

En absoluto










De una entrevista a James Ellroy:
– ¿No sientes siquiera curiosidad por conocer los elementos que dominan la cultura hoy en día? ¿No lees a tus contemporáneos?

– No. No leo en lo absoluto. No voy al cine, no veo la televisión. Yo floto. Permanezco en la oscuridad y pienso.

domingo, diciembre 04, 2011

Tocar plata



Del discurso del escritor Fernando Vallejo en aceptación del Premio FIL de Lenguas Romances, Feria Internacional del Libro, Guadalajara, noviembre 2011:
Como este acto se encamina a su final y ya queda poco tiempo, les diré brevemente que me siento muy honrado por el premio que me dan; que no pienso que lo merezca; que este diploma lo guardaré en mi casa con orgullo; y que los ciento cincuenta mil dólares que lo acompañan se los doy, por partes iguales, a dos asociaciones caritativas de México: los “Amigos de los Animales”, de la señora Martha Alarcón de la ciudad de Jalapa; y los “Animales Desamparados”, de la señora Patricia Rico de la ciudad de México.

En mi encuentro del lunes con los jóvenes universitarios que tendrá lugar en esta misma sala, se los entregaré a las señoras. Habría preferido que esos dólares se los hubiera dado la FIL directamente a ellas sin pasar por mí, porque cuando tomo dinero me tengo que lavar las manos, pero no pudo ser por razones burocráticas. Eso de la lavada de las manos es una manía que me viene de la infancia, de la educación familiar. Cada que cogíamos una moneda, mi mamá nos decía: “Vaya lávese las manos m’hijo, que tocó plata”. (Allá a los niños les hablan de “usted”.)

De unos niños educados así, ¿qué se podía esperar? Puros pobres.

viernes, diciembre 02, 2011

DICIEMBRE 2, 2011


* Dalí encuentra a Sade.

* Lo que se cocinó en FB.

* Adiós, buchona, adiós.

* El documental como noticiero.

* El (in)mundo CFK y su copycat de acá.

* Gabo en los tribunales.

* Enhorabuena, antipoeta.

* La máquina de vigilancia en pelotas.

* Trafic, un Tati auténtico.

* El verdadero Annonnymus local (gracias F.).