martes, enero 31, 2012

ENERO 31, 2012


* El ídolo de los niños monstruos.

* De qué hablamos cuando hablamos de cine moderno.

* Un plan para salvar las ruinas.

* A Turquía no.

* Cuando el FBI resucitó la Mula.

* Ella vuelve. Y la esperamos.

* El camino del medio.

* Otro más. A veces nos pasa lo mismo.

* No sólo de Star Trek viven los frikis.

* Ahora Wendy Sulca es cool.

* HBO como sustituto de la novela.

sábado, enero 28, 2012

Ctrl+Alt+Supr

De la columna de Agustín Fernández Mallo en El Cultural de El Mundo:


Zygmunt Bauman, sociólogo y Premio Príncipe de Asturias de Humanidades 2010, acuñó el término, “modernidad líquida”, para nuestra época. Todo hoy fluye. Fluyen las identidades, que en lugar de constreñirse en uno de aquellos moldes modernos, de orden moral, mutan en objetos flexibles, adaptándose a la vasija las contiene. Fluye la información: la aparente inmaterialidad de un archivo informático propicia su flujo a través de redes a imagen y semejanza del agua. En efecto, estábamos convencidos de que el agua era nuestro símil por antonomasia. Y de pronto, ciertos congresistas estadounidenses, alarmados por la falta de recaudación de las grandes empresas, proponen una ley dotada de medidas y castigos ejemplares a todo aquel que difunda información on line sin la consiguiente autorización del propietario. Es ley SOPA (Stop Online Piracy Act), que, moralista y sin escala de grises, podrá cerrar cualquier blog, página web o portal alojado en los Estados Unidos (Google, Twitter, Youtube, Wikipedia, Yahoo, etc), así como bloquear cualquier página web sospechosa (sólo sospechosa) de violar derechos de autor o leyes de propiedad intelectual. Parece que las leyes nada saben de modernidad líquida. El flujo de conocimiento es parte esencial de nuestro proceso creativo y evolución como especie. Si en el paleolítico hubiera existido una ley SOPA no habríamos pasado de la rueda y el fuego. Hay un discurso, sin duda perverso, que identifica ilegal=inmoral. Volvemos a la caverna.

Elogio del fracaso

De la crítica de Luis Martínez a J. Edgar, de Clint Eastwood:
Dice el director que ha pretendido un retrato impresionista en el que el espectador rehace lo que ve. Y suena mal. Jamás el cine de Eastwood ha necesitado justificación. Es difícil, eso sí, rebatir la volcánica interpretación de Leonardo DiCaprio. El actor se muestra imperial frente a lo impreciso de su texto y lo artificioso de su maquillaje.
Pero, y esto es lo importante, la grandeza del fracaso de la película no hace sino confirmar el tamaño exacto del director de Gran Torino. Fiel al vocabulario que guía toda su obra, Eastwood no puede por menos que intentar ser Eastwood y el peso de la carga acaba por aplastarlo todo. Incluido al propio espectador. No importa. Como cada uno de sus personajes, el fracaso no es tanto el resultado de sus actos como el destino necesario de sus obras. Sólo el fracaso justifica la necesidad de acción, el triunfo es cosa de gente sin principios.

jueves, enero 26, 2012

¡Que viva Cuevana!

Por Cicco | Hipercrítico

Es un momento histórico. Esos raros momentos bisagra donde la humanidad elige entre dos direcciones y, por lo general, elige como el traste. El volantazo que dé, afectará, de aquí en adelante, su destino. Si la industria cinematográfica y las grandes cadenas internacionales se salen con la suya, lo más probable es que internet pase de ser la herramienta más poderosa de intercambio de información, en una grosera vidriera para vender y, sobre todo, comprar productos que nadie necesita. No debemos dejar que se salgan con la suya. ¿Por qué? Ahora verá por qué.


1. Los sitios de descargas de películas y series son tan masivos que, el caso de Cuevana, tiene 15 millones de usuarios registrados y el 50% de los hogares argentinos con conexión lo visitan. Nunca el interés masivo se contrapuso en tal medida a los intereses de las corporaciones. Si ganan ellas, verá que la democracia es cartón pintado.

2. Internet demostró que debe seguir siendo un motor de búsqueda gratuito. Esa es su razón de ser. El propio creador de la red, legó su explotación a la humanidad toda. Los usuarios eligieron de común acuerdo que internet es la nueva televisión del siglo que ya comenzó. Y como toda televisión, debemos estar eximidos de pagar por sus servicios. Incluyan, si quieren, publicidades. Pero no jodan con nuestros bolsillos.

3. Quién debe amoldarse a quién. ¿Millones de usuarios deben modificar sus costumbres o los gerentes detrás de los canales y distribuidoras de Hollywood deben replantear su negocio? Piénselo.

4. No importa todo lo que lo critiquen. Si es un mentiroso, es el presidente que mejor miente del planeta. Yo a Obama lo sigo queriendo. Y cuando se opuso a la ley de antipiratería en su país –esa misma semana cantó un tema de Al Green–, la temible SOPA, lo quise aún más.

5. Internet ayuda a instruirse, a actualizarse, a difundir la cultura. ¿No es eso a lo que aspira toda sociedad? Dejen en paz a la gente que busca formarse a su modo.

6. Tomás Escobar, el sanjuanino que creó Cuevana, es prácticamente tratado como un prófugo de la justicia. Vive de prestado en el depto de un amigo. Y el juez aún no lo pudo citar porque no tiene domicilio donde notificarlo. Él quiere sentarse a negociar con las cadenas para pautar la nueva televisión, una plataforma que beneficie a todos. Pero muchas le escapan. Y Fox, claro, ya la demandó –por poco Telefé hacía lo mismo pero cuando se enteró la ola de reproches que traería, claudicó–. A los medios no le importás vos, ni Cuevana, ni la mar en coche. Sólo les importa no dejar escapar ganancias y menos aún, compartir el negocio.

7. En lo personal, ya no veo tele. La tele es una antigüedad. Es de la generación de nuestros padres que pasaban horas viéndola. Nuestros hijos, si la humanidad dobla en la dirección adecuada, la considerarán un medio caduco y autoritario que impone lo que hay que ver dentro de una oferta pobre y manipulada. Internet termina con esto. No más espectador pasivo que traga lo que le sirven. Es el fin de una era. Pero para que comience otra, los paradigmas deben cambiar. Los colosos deben aceptar la derrota. Modificar las reglas y seguir existiendo en un contexto donde la difusión a escala planetaria sea más importante que sumar otro millón a la cuenta bancaria.

Son momentos cruciales y delicados. Si perdemos la libertad y dejamos internet en manos de los que más tienen, al menos, tome nota de quiénes están detrás de las leyes que acabarán con nuestra libertad de elegir. Fíjese a quiénes responden. Y júrese que nunca más en su vida consumirá un solo programa que venga de allí. Si la pelea está perdida, siempre queda una posibilidad: ese acto tan grato y reconfortante llamado corte de manga.

miércoles, enero 25, 2012

Punto cero

De un artículo de Hernán Ferreirós en Los Inrockuptibles:

En su último libro, Living in The End Times, el filósofo esloveno Slavoj Zizek indica que la democracia capitalista en su forma actual está alcanzando un “punto cero apocalíptico” en el que deberá transformarse o desaparecer. Entre los síntomas de la crisis, identifica la serie de problemas originada en torno a la propiedad intelectual. Zizek afirma que ésta es una crisis del capitalismo que no va a solucionarse con una mejor democracia, más atenta a las diferencias y a los problemas de las minorías. La respuesta intentada recientemente por el Congreso de los Estado Unidos ante este problema ni siquiera fue más democracia, sino peor capitalismo. En efecto, las legislaciones llamadas SOPA (por Stop Online Piracy Act) y PIPA (por Protect IP Act) ponen los intereses de las corporaciones incluso por encima de la competencia de la justicia. (...)
(T)ambién es necesario diferenciar entre aquellos que abogan por la libre circulación de las ideas, sin propiedad intelectual porque es entendida como una forma de censura, y aquellos que ganan dinero con la piratería. La piratería paga (ya sea vendiendo copias o membresías o publicidad) no es una forma de abolición del copyright sino la reinstalación del capitalismo más brutal: lucrar a costa del trabajo de otro. Kim Dotcom no es el Che Guevara de Internet ni un hippie libertario: vivía en la mansión más cara de Nueva Zelanda una vida de lujo y gastos extravagantes. Así como si se abolieran las restricciones sobre el consumo de drogas también se eliminaría el narcotráfico y toda la red de delitos asociadas a él, la abolición de los reclamos de copyright de las corporaciones terminaría con la piratería, pero, tal como diagnosticó Zizek, esto implicaría un cambio de paradigma y abandonar una idea de propiedad a la que todos, más o menos, somos adictos.

lunes, enero 23, 2012

62

Salud.







Reglas de oro



Por Jim Jarmusch

REGLA Nº 1: No hay reglas. Hay tantas maneras de hacer una película como cineastas potenciales. Es una forma abierta. Como sea, yo personalmente no sería capaz de decirle a nadie qué hacer o cómo hacer algo. Para mí es como decirle a alguien cuáles deberían ser sus creencias religiosas. A la mierda. Eso va en contra de mi filosofía personal –esto es más un código que una serie de reglas. Por lo tanto, olvídate de las “reglas” que estás leyendo en este momento y considéralas más bien simples notas para mí mismo. Uno debería hacer sus propias “notas” porque no hay una única forma de hacer nada. Si alguien te dice que hay una única forma, su forma, aléjate de él tan rápido como puedas, tanto física como filosóficamente.

REGLA Nº 2: No te dejes agarrar por esos hijos de puta. Ellos no pueden ni ayudarte ni dejar de ayudarte, pero sí pueden detenerte. La gente que financia películas, distribuye películas, promueve películas y exhibe películas no son cineastas. No están interesados en permitir que los cineastas definan y dicten la forma en que hacen sus cosas, así que los cineastas no debemos tener ningún interés en permitirles dictar la forma en que se hace una película. Carga un arma si es necesario.

Además, evita a los diletantes a toda costa. Siempre hay personas por ahí que sólo quieren meterse a hacer cine para volverse ricas, para volverse famosas o para tener sexo. Generalmente saben tanto de cómo hacer cine como George W. Bush de combate cuerpo a cuerpo.

REGLA Nº 3: La producción está ahí para servir a la película. La película no está ahí para servir a la producción. Desafortunadamente en el mundo del cine esto se da casi universalmente al revés. La película no se hace para servir al presupuesto, al cronograma o a las hojas de vida de los involucrados. A los cineastas que no entienden esto deberían colgarlos de los tobillos y preguntarles por qué de pronto el cielo está para abajo.

REGLA Nº 4: El cine es un proceso de colaboración. Tienes la oportunidad de trabajar con otros cuyas mentes e ideas pueden ser más fuertes que las tuyas. Asegúrate de que se mantengan enfocados en su propia función y no en el trabajo de alguien más, o será un desastre. Pero trata a todos tus colaboradores como iguales y con respeto. Un asistente de producción que está deteniendo el tráfico para que el equipo técnico pueda rodar un plano no es menos importante que los actores en escena, el director de fotografía, el director de arte o el director. Las jerarquías son para aquellos cuyos egos están inflados o fuera de control o para la gente que está en el ejército. Aquellos con los que eliges colaborar, si escoges bien, pueden elevar la calidad y el contenido de tu película a un nivel mucho más alto de lo que cualquiera hubiera podido imaginarse por sí solo. Si no quieres trabajar con otras personas pinta un cuadro o escribe un libro (y si quieres ser un maldito dictador parece que por estos días lo único que hay que hacer es meterse a la política…).

REGLA Nº 5: Nada es original. Roba de cualquier sitio que te llene de inspiración o alimente tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones intrascendentes, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, ríos, luces y sombras. Selecciona para robar solamente aquellas cosas que le hablen directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y tu robo) será auténtico. La autenticidad es invaluable; la originalidad no existe. Y no te preocupes en ocultar tu robo –celébralo si hace falta. En cualquier caso recuerda siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: “De lo que se trata no es de dónde tomas las cosas, sino de adónde las llevas”.


vía.

domingo, enero 22, 2012

Toma única

El territorio

TOMÀS DELCLÓS | El País (Madrid)

En el dosier de más de setenta páginas elaborado por las autoridades de Estados Unidos contra Megaupload hay un gusto especial por llamar a la compañía Mega Conspiración. No es una filigrana retórica. Muestra el plan que hay detrás de la denuncia. No van contra un pirata digital. Van contra una organización mafiosa. Eso permitirá a la fiscalía acudir a las leyes contra el crimen organizado de los años sesenta que simplifican procedimientos y fases probatorias. Hay acusaciones de violación de derechos de autor, pero también de blanqueo de dinero. En el documento abundan los datos sobre un grupo instalado en el lujo. Con fines confiscatorios se enumeran los bienes de los encausados, un capital lujurioso. Tan solo en el capítulo de coches aparecen más de un docena de Mercedes, un Rolls-Royce y un Maserati. Seguramente el FBI los ha escogido porque eran los más grandes de este tipo de portales. No eran unos cualquiera. Provocaban el 4% del tráfico mundial de Internet. Una barbaridad. Su gran punto débil: una arquitectura técnica centralizada que, como Napster, puede caer entera con solo un zarpazo. Y así ha ocurrido.
Megaupload se presentaba como un servicio de almacenamiento de archivos propios de los internautas. Era su decorado. Es cierto que una cantidad de internautas lo empleaba para el depósito virtual de sus documentos personales. Son las auténticas víctimas de la redada y cuya preocupación principal es ahora recuperar lo suyo. Ellos y la nube de Internet, el albergue virtual. Las compañías honestas que lo ofrecen deberán combatir la desconfianza que instala clausuras como las de Megaupload.
Sin embargo, Megaupload buscaba otra clientela. Al sitio le interesaba que se subiera material con gancho, que atrajera a otros. Los últimos estrenos, las series de más éxito... Llegaron a gastar más de ocho millones de euros para recompensar a quienes habían subido los contenidos más descargados, más populares. Con este material se trataba, primero, de atraer a otros a las descargas gratis con anuncios y luego proponerles un servicio de acceso más veloz... si pagaba. Megaupload buscaba suscripciones y publicidad regalando contenidos ajenos sin permiso. Cuando se presentaba una queja alegaba que ignoraba lo que subían los internautas a su plataforma. El sitio carecía de buscador externo, lo que habría hecho demasiado visible su botín. Pero la gente de la empresa tenía uno interno y podían conocer perfectamente qué había en la enorme panza de Megaupload que, solo en EE UU, estaba sostenida por mil servidores. Lo demuestran correos internos donde hay quejas por el mal sonido de una copia de Dexter. Con los grandes de la industria del cine guardaban algo mejor las apariencias. El patrón del sitio aceptó en un correo corporativo de septiembre de 2009 que su gente subiera la cuota de destrucción de archivos reclamados desde Warner de 2.500 a cinco mil diarios, pero, advertía, no más. Además, cancelaban el enlace al contenido denunciado sin destruir la copia. Volvería a servir.
Pero si Megaupload no publicitaba qué contenidos tenía —algo lógico si te dedicas al hospedaje de archivos privados de terceros— ni sus enlaces, propiedad de quien había subido el archivo, ¿como llegaban tantos millones internautas a ellos? Quienes colgaban material protegido y buscaban la recompensa de Megaupload debían espabilarse para difundir sus enlaces. Hay terceros sitios que los ordenaban y presentaban. Unos tenían los enlaces y otro, el contenido. Si la policía demuestra que alguno de estos escaparates estaba en connivencia con Megaupload para repartirse las tareas... podrían tener serios problemas, incluso en España donde la jurisprudencia mayoritaria es que la simple presentación de un enlace, sin albergar contenido, no es perseguible penalmente.
Esta redada internacional se produce la misma semana que ha cerrado, acosado en Francia, un portal similar, Allostreaming.fr. La misma semana de la protesta en Internet contra las leyes antipiratería que preparaba el Congreso y, después de todo ello, de la congelación de ambas leyes. La industria de los contenidos debe abandonar su empeño en patrocinar dudosas leyes para protegerse, pero también está claro que Internet no es un territorio sin ley.

sábado, enero 21, 2012

Los archivos Y (quinta parte)

En medio de la histeria antipiratería, vamos a darle pasto a las fieras con una listita de links a películas enteras en YouTube, todas con subtítulos, hasta que algún esbirro de las productoras se avive y las anule.

* Damnation, de Bela Tarr
* Nostalghia, de Andrei Tarkovski
* Chungking Express, de Wong Kar-wai
* El arco, de Kim Ki-duk
* Las alas del deseo, de Wim Wenders
* El espíritu de la colmena, de Víctor Erice
* El Topo, de Alejandro Jodorowsky
* Wittgenstein, de Derek Jarman
* Vals con Washir, de Ari Folman
* Freedom, de Sharunas Bartas
* Caché, de Michael Haneke
* Ensayo de orquesta, de Federico Fellini
* El castillo en el cielo, de Hayao Miyazaki
* Tournée, de Mathieu Amalric

Absurdo mata mafioso


Una selección de las "35 dudas sobre SOPA" del blog de Esteban Podetti:
1) Si yo miro una película en Cuevana, ¿estoy violando la ley SOPA?
2) Si miro una película en Cuevana, pero en la casa de un amigo, ¿la estoy violando yo? ¿O la está violando un amigo?
3) Si somos tres personas mirando la película (en lo de mi amigo), ¿quién va preso: mi amigo o los tres que vemos la película? Si vamos los tres, ¿se puede dividir la condena?
4) Si miro la película por la mitad, ¿se me reduce la pena?
5) ¿Y si no la entendí? (…)
6) ¿Y si no me gustó? (…)
7) ¿Si la veo en Youtube es lo mismo? ¿O hay como un ranking de culpabilidad? Tipo Cuevana diez años, Youtube cinco, video por mail tres, etc.
8) Si le cuento una película a alguien, ¿estoy violando la ley SOPA?
9) Si comento la película en el cine (“uhhh, me parece que este es boleta”), ¿estoy violando la ley SOPA? Porque es como que estoy usando yo algo de la película. Como que estoy violando sin permiso de nadie el copyright, me parece.
10) Si voy al cine y me pasan un tráiler, ¿no estoy violando la ley SOPA de los pedacitos esos que aparecen en el tráiler? Porque yo pagué –antes– por la película que fui a ver, no por los pedacitos esos. ¡Pero me los ponen compulsivamente! ¿Qué hago? ¿Me tapo los ojos?
11) Otra cosa, ¿porno va a haber?
12) ¿Y videos de gatitos? Eso no viola la ley SOPA, ¿no?
13) Si el FBI mete preso a los que ponen videos de gatitos, ¿Anonymous va a hacer algo?
14) Uhh, qué buena idea, la historia de un hacker que lucha por los derechos de los que ponen videos de gatitos.
15) Si yo anoto acá –porque no tengo un cuadernito a mano– una idea para una película (sobre un hacker que lucha por los derechos de los que ponen videos de gatitos), ¿estoy violando la ley SOPA de la película esa, aunque no se haya hecho? ¿Me pueden meter preso preventivamente? No, porque si no no anoto nada y se van a cagar.

Tiempo continuo

Tal vez en relación con el post anterior, nos vinieron ganas de recomendar este notable tumblr de lugares y edificios públicos abandonados.


Apuntes sobre la hora

La abominable embestida del FBI contra Megaupload, las idas y vueltas con la no menos abominable ley SOPA (aparentemente sin relación una con las otras) , el "apagón" de varios sitios como protesta y los ataques de hackers en venganza por todo lo anterior, nos han agarrado en medio del atolladero laboral y aquejados por un estado semi idiota producto del calor y el cansancio. Por tanto, nos vimos impedidos de decir algo más o menos coherente acerca de hechos que, en cuestión de días, han generado un nuevo escenario en la web, e incluso han levantado fantasmas apocalípticos sobre el fin del intercambio gratuito de objetos culturales vía internet. Seguimos sin poder decir algo coherente, salvo que agradecemos lo mucho que nos dio Megaupload y que nos solidarizamos con los miles de blogs que compartían música, libros y películas por ese gigantesco sitio de descargas (y sus subsidiarias) y han -hemos- perdido toda esa información. Dicho esto, nos cumple manifestar nuestra convicción de que si esto supone, como opinan observadores informados, el comienzo de un operativo multinacional para acabar de raíz con la piratería, también es el comienzo de la sofisticación y el refinamiento de los mecanismos para seguir compartiendo información y contenidos. Con los acontecimientos sobre la marcha es imposible prever las jugadas y las reacciones, pero sí podemos estar seguros de que la cultura digital (de la cual internet es parte inseparable) y el flujo constante de información no tienen vuelta atrás. Más que una casualidad, es altamente significativo que este revuelo ocurra simultáneamente a la quiebra de Kodak, un símbolo de la empresa analógica que hizo un eslogan de congelar los instantes de felicidad (los "Kodak moments"). Nada es congelable en la era digital, por más que los conchudos del FBI, el Pentágono, la MPAA, Sarkozy y otros secuaces se feliciten de haber ganado una batalla por la industria. Para ellos es un triunfo, un "Kodak moment". Pero Kodak ya fue.

lunes, enero 16, 2012

Bats in the Attic

De Diamond Mine, uno de nuestros discos favoritos del 2011, ya habíamos posteado un clip hace tiempo. Ahora va otro.

sábado, enero 14, 2012

ENERO 14, 2012

* Aperitivo: un buen clip de un buen grupo.


* El poder absoluto y la lengua traicionera.

* No hay champán para los narcos.

* Una historia del cielo de San Francisco.

* Nada de gestas heroicas: en Río y entre cuatro paredes.

* Tratado a favor de las acciones inconclusas.

* De qué hablamos cuando hablamos de escritores de culto.

* Pearl Jam por Cameron Crowe, completa (por ahora).

* Cómo acabar de una vez por todas con las subvenciones al cine.

* Dos que vuelven por sus fueros: ADEOM y Carlos Morelli.

jueves, enero 12, 2012

Bufón

Dos momentos de la entrevista a Dani Umpi en El País:
–¿No le teme al ridículo?
–Desde un primer momento mi intención fue crear un personaje, una entidad, un ícono. Hasta pienso en Dani Umpi como otra persona. Pero no es tan esquizoide como parece. Es mi creación. Ese Frankestein tiene varios elementos que sigo manteniendo y el principal es el del “freak”. Ponerse en el lugar del bufón te da mucho poder, porque nadie quiere estar ahí. Es lo opuesto al humorista que señala algo sobre lo que hay que reírse y te dice cómo. Reafirma el sistema siendo políticamente incorrecto. El “freak”, en cambio, es el señalado, el burlado. Metafísicamente permite la transmutación y siempre termina ganando porque simplemente “es” y no tiene por qué hacerse responsable de las proyecciones que el resto hace en él. Es un depósito de miedos, inseguridades, debilidades y prejuicios.

–¿Por eso cierra el disco con una interpretación a capella? ¿Es una respuesta a quienes lo critican?
– (Se ríe). No, no es ninguna respuesta a nadie. Simplemente me encanta mi voz aunque sea horrible. Nadie tiene mi voz.

Cine puro

En The Atlantic publican una selección de "10 grandes secuencias mudas en películas no mudas". Acá van tres de ellas.





La mirada de Anders Petersen

Encontrado acá:
La fotografía publicitaria nos ha acostumbrado a ver cuerpos esculturales, cincelados a base de pasar hambre, horas de gimnasio y anabolizantes a fin de generar una fantasía de perfección. Un mundo imaginario alejado de toda realidad, y cuando todo lo anterior no llega se tira de Photoshop a fin de conseguir ese efecto mágico, el cual no deja de generarnos una continua insatisfacción al vernos tan alejados de algo que al fin de cuentas no deja de ser un mero estereotipo hueco. Anders Petersen huye de todo esto para de una forma franca hacernos aterrizar en la realidad, imágenes impactantes que nos muestran nuestra propia verdad y ese poso de soledad que nos envuelve. Una línea fotográfica que no buscan huir de nuestro mundo sino dejar constancia de como es lanzando una mirada llena de honestidad.

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

Café Lehmitz, Hamburgo (1967-70)

miércoles, enero 11, 2012

El que va por Lana





Por Micaela Ortelli | Radar

Lo de Lana Del Rey podría resumirse más o menos así: hace poco más de un año se la conocía por su verdadero nombre, Lizzy Grant, y cantaba en bares y pequeños eventos de Nueva York. Después de –según ella– pelearla durante años y de “no tener ni para comprar cocoa puffs” (cosa extraña porque el padre es un hombre de negocios exitoso), finalmente firmó con una discográfica y empezó a escalar. No queda muy claro cuándo pasó de vivir en una van a tener “una serie” de managers y abogados alrededor, pero la cosa es que estos últimos le buscaron un nombre que “encajara” con su música, y así fue que se convirtió en una mezcla de actriz de los ’50 y un Ford. ¿Qué les hizo creer a estos señores que ese alias funcionaría? La nostalgia de las letras, quizá, y lo cinematográfico del sonido. Difícil sería decirlo con precisión ya que el disco que grabó en su momento desapareció de iTunes hace un tiempo. Ella quiere que nos concentremos en “lo nuevo”, sólo que todavía no hay mucho para escuchar.

En abril de este año, la fanpage de Lana Del Rey en Facebook no tenía mayor feedback que la de, digamos, cualquiera. El mes siguiente publicó en YouTube el videoclip de Video Games –el primer single de esta nueva etapa sin punto de inflexión definido–, hecho mayormente de retazos de imágenes vintage y que editó ella misma. El número de likes y fans en la red social se triplicó o más. La canción muestra su faceta más Cat Power y da prueba de que tiene una voz versátil, que puede alternar entre graves y agudos con comodidad; que es una gran cantante, en definitiva. Aunque más deslumbrante que su voz resultó ser su cara: piel veinteañera de porcelana, nariz perfecta, labios carnosos; tanta belleza no puede pasar inadvertida, como si la chica fuera sólo una voz bonita. Así que el periodismo de todos los colores no tardó en hacerse eco de la nueva muñeca parlante. Desde The Guardian hasta The Sun; desde Pitchfork hasta Hipsterrunoff (el blog amarillista del indie), Grant pasó a estar en boca de todos. Que si tiene colágeno o no, que si es un producto más o es “real”, que si va a bajar de un hondazo a St. Vincent y se va convertir en la nueva chica indie o va a pelear por el lugar que dejó Amy Winehouse en el mainstream... La cuestión es decir algo. Y ella, que no es demasiado elocuente en las entrevistas y –sobre todo– es evasiva al responder (de sus preferidas son “me metí en demasiados líos en mi vida” o “Dios me ha ayudado muchas veces”), alimenta el morbo y la expectativa por saber qué es lo que tiene realmente para dar. De hecho, las entradas para sus primeros shows en Estados Unidos y Europa se agotaron en minutos.

Entre tanto bombo, el calificativo que parece haberle quedado es el de “controvertida”. Poco importa que sea buena o mala cantante, o qué suma su música al espectro –indie, mainstream, mindie o el que fuere–, lo importante es que sea objeto de controversia, lo cual supone que, mientras dure la racha, todo lo que venga de su parte va a vender. Así fue que, al poco tiempo de lanzar dos videos prácticamente caseros (Blue Jeans fue el segundo), se hizo de un presupuesto holgado para el tercero, BornTo Die, y lo despilfarró. Filmó en una catedral en París, alquiló un tigre, un chongo tatuado, se enchastró en sangre, todo en un mismo video. ¿Y de qué habla en sus canciones ya que las letras son suyas? De amor, desamor y amor otra vez. “Es por vos, por vos/ Todo lo que hago/ El paraíso es un lugar en la tierra con vos”, le canta a un novio que en lugar de mirarla desvestirse se cuelga jugando a la play.

Bastante extraño es que haya empezado al revés: primero la prensa, después la gira y, por último, el disco. Ahora, que la imagen que vende sea, al menos, algo retrógrada (su look, la estética de los videos y varias de las letras son un guiño exacto al American dream) es directamente insólito. A fines de enero sale finalmente el álbum, de manera que todo lo dicho hasta ahora sobre Lana Del Rey fue sólo un preámbulo. Sabido es que la chica nueva nunca pasa inadvertida; mucho menos si es linda. Pero también es cierto que a las dos semanas la nueva deja de ser nueva, y si es linda pero no tiene carisma, aburre. En lo que respecta a Grant, todo es incertidumbre, pero si no deja de pucherear y apelar a figuras tan trilladas como la de la chica frágil y algo conflictuada que, de un momento para el otro, se puede transformar en femme fatale, está condenada a sentarse en el primer banco, mientras los de atrás le tiran el pelo y se le ríen en la espalda.

sábado, enero 07, 2012

Eficacia del desaliento

De un artículo de Carlos María Domínguez sobre Anderssen Banchero:
Las virtudes de Banchero conviven con sus abusos, de la tristeza, de la sordidez, y con lo que podría llamarse, a falta de una definición precisa, “el mal de la literatura uruguaya”. Comparte con Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti, Héctor Galmés, Mario Levrero, Marosa di Giorgio, Armonía Somers, entre otros, una prescindencia que también es una decisión estética menos frecuente del lado argentino. Acaso porque en la cultura argentina nadie se percibe atrapado en un pozo, como suele ocurrirle a la mayoría de los artistas en este país. Desde 1939 la imagen es onettiana, pero Onetti sólo dio con la metáfora de un secreto a voces, anticipado por la geografía y cavado en la cultura. Hay un pozo de treinta y tres metros de profundidad entre Brasil y Argentina, y una disyuntiva de hierro: intentar alcanzar el cielo que promete el brocal, o lanzarse al fondo. En el caso, una ambición nihilista, un desaliento lleno de energía, insano, nada glamoroso, muchas veces ni siquiera presentable, impregnado de creatividad y cargado de ideas.

Más allá de los circunstanciales intentos de difusión, el desprecio de los grandes públicos por las obras de estos escritores, más prestigiosos que frecuentados, coincide con un desprecio esencial de sus obras por los grandes públicos. Sumergirse en la soledad, la impiedad o el feísmo, la saturación y extravagancia de una aventura estética libre de compromisos y presiones, por otra parte, inexistentes, afianzó una opción que dio logros literarios valiosos y casi secretos. Hasta el momento en que otras miradas vinieron a recogerlos, como ha sido notorio en el caso de Hernández, Onetti y en los últimos años, Levrero. Es, quizá, una actitud intelectual nacida del desamparo institucional, de la ausencia de un mercado de lectores capaz de sostener la profesión, y de ámbitos consagratorios. Un estímulo por defecto, una libertad legitimada por su irrelevancia social y económica, que no alcanza a explicar pero acaso hizo viable el tejido de la imaginación alrededor de mundos abyectos o revulsivos, delicados bordados perceptivos de las formas de la decadencia y ciertas búsquedas de la belleza por la eficacia de lo tremendo.

Pantalla total

La serie se titula Black Mirror y nos fue recomendada por Hlynurr, siempre en el "mojo" (pronúnciese "mouyou").

Consta de tres episodios autoconclusivos y autónomos, emitidos en la televisión británica hace apenas un mes.

Luego de haber visto los tres, estamos en condiciones de agradecer a Hlynurr, y también de:

1) corroborar los elogios que ha merecido su creador, Charlie Brooker;
2) afirmar que se trata de uno de los acontecimientos televisivos más estimulantes desde nuestra admirada Lost;
3) confirmar que la televisión se viene comiendo al cine en riesgo, audacia, ideas.

El título alude a la pantalla total. A la sociedad dominada por cámaras, dispositivos, avatares. A las taras que eso conlleva. A la soledad y desesperación que ocultan, vanamente. Al simulacro como forma de vida.

Hay info acá, acá, acá y acá, pero tal vez sea mejor evitarla hasta después de la experiencia.

Los tres episodios -The National Anthem, 15 Million Merits y The Entire History of You- pueden verse online, con subtítulos.

Están avisados.

lunes, enero 02, 2012

ENERO 2, 2012


* Los retratos de Stefan Ruiz nos miran.

* ¿Por qué decimos "desinformado" si queremos decir "burro"?

* Intercambio con los chilenos: ella por Irma Leytes. ¿Sale?

* Si los piratas están contentos, nosotros también.

* "Uruguay no tiene conciencia histórica sino mitológica".

* Complicaciones de semen. Impagable el juez Da Costa.

* Y hablando de masturbaciones, basta de balances (I).

* Imposible mensurar la vida, el alma, el año: basta de balances (II).

* Objetos de replicantes, dibujados. Y más.

* El habla popular en cuarentena.

* Faltan "Black Celebration" y "Never Let Me Down Again", pero...

* "¿Qué rodábamos? ¡Rodábamos la vida!", dice el viejo sabio.