Por Jim Jarmusch
REGLA
Nº 1: No hay reglas. Hay tantas maneras de hacer
una película como cineastas potenciales. Es una forma abierta. Como sea, yo
personalmente no sería capaz de decirle a nadie qué hacer o cómo hacer algo.
Para mí es como decirle a alguien cuáles deberían ser sus creencias religiosas.
A la mierda. Eso va en contra de mi filosofía personal –esto es más un código
que una serie de reglas. Por lo tanto, olvídate de las “reglas” que estás
leyendo en este momento y considéralas más bien simples notas para mí mismo.
Uno debería hacer sus propias “notas” porque no hay una única forma de hacer
nada. Si alguien te dice que hay una única forma, su forma, aléjate de él tan
rápido como puedas, tanto física como filosóficamente.
REGLA
Nº 2: No te dejes agarrar por esos hijos de puta.
Ellos no pueden ni ayudarte ni dejar de ayudarte, pero sí pueden detenerte. La
gente que financia películas, distribuye películas, promueve películas y exhibe
películas no son cineastas. No están interesados en permitir que los cineastas definan
y dicten la forma en que hacen sus cosas, así que los cineastas no debemos
tener ningún interés en permitirles dictar la forma en que se hace una
película. Carga un arma si es necesario.
Además, evita a los diletantes a toda
costa. Siempre hay personas por ahí que sólo quieren meterse a hacer cine para
volverse ricas, para volverse famosas o para tener sexo. Generalmente saben
tanto de cómo hacer cine como George W. Bush de combate cuerpo a cuerpo.
REGLA
Nº 3: La producción está ahí para servir a la
película. La película no está ahí para servir a la producción.
Desafortunadamente en el mundo del cine esto se da casi universalmente al
revés. La película no se hace para servir al presupuesto, al cronograma o a las
hojas de vida de los involucrados. A los cineastas que no entienden esto
deberían colgarlos de los tobillos y preguntarles por qué de pronto el cielo
está para abajo.
REGLA
Nº 4: El cine es un proceso de colaboración. Tienes
la oportunidad de trabajar con otros cuyas mentes e ideas pueden ser más
fuertes que las tuyas. Asegúrate de que se mantengan enfocados en su propia
función y no en el trabajo de alguien más, o será un desastre. Pero trata a
todos tus colaboradores como iguales y con respeto. Un asistente de producción
que está deteniendo el tráfico para que el equipo técnico pueda rodar un plano
no es menos importante que los actores en escena, el director de fotografía, el
director de arte o el director. Las jerarquías son para aquellos cuyos egos
están inflados o fuera de control o para la gente que está en el ejército.
Aquellos con los que eliges colaborar, si escoges bien, pueden elevar la
calidad y el contenido de tu película a un nivel mucho más alto de lo que
cualquiera hubiera podido imaginarse por sí solo. Si no quieres trabajar con
otras personas pinta un cuadro o escribe un libro (y si quieres ser un maldito
dictador parece que por estos días lo único que hay que hacer es meterse a la
política…).
REGLA
Nº 5: Nada es original. Roba de cualquier sitio que
te llene de inspiración o alimente tu imaginación. Devora películas viejas,
películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños,
conversaciones intrascendentes, arquitectura, puentes, señales de tránsito,
árboles, nubes, ríos, luces y sombras. Selecciona para robar solamente aquellas
cosas que le hablen directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y tu robo)
será auténtico. La autenticidad es invaluable; la originalidad no existe. Y no
te preocupes en ocultar tu robo –celébralo si hace falta. En cualquier caso
recuerda siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: “De lo que se trata no es de
dónde tomas las cosas, sino de adónde las llevas”.
vía.
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