ANTONIO JIMÉNEZ BARCA | El País (Madrid)
El 16 de noviembre de 1980, en su piso de profesor de
Althusser, absuelto del crimen debido a que el juez consideró que había actuado en un estado probado de "confusión mental" y "delirio onírico", murió en un asilo en 1990. Tenía 72 años y dejó muchos papeles sin publicar. Entre ellos, las cartas que desde 1947 hasta 1980 envió a Hélène, a la que conoció a los 30 años, cuando aún no había besado a ninguna mujer, en una estación de metro parisiense. Ahora, el editor Olivier Corpet las ha reunido en un solo volumen, Lettres à Hélène (Cartas a Elena), publicado por Grasset.
En ellas, el filósofo habla de sus lecturas y de su trabajo, de sus viajes y de sus vacaciones, de su afición a agotarse a base de jugar al tenis o a la bicicleta, y de sus disputas y de la relación tan especial que mantuvo con esta mujer ocho años mayor que él y a la que acabó ahogando tras comenzar a darle un masaje en el cuello. Un ejemplo: "Tengo la convicción profunda, reflexiva, para nada aventurada ni hipotética, de que las cosas se van a arreglar entre nosotros, de que yo voy a ser capaz de no provocar más, de no sucumbir por miedo ante los otros, de darme cuenta de las lecciones que hay que extraer del hecho de haberte hecho daño durante 35 años". Esto escribía Althusser en marzo de 1980, en una larguísima carta mecanografiada.
El volumen, de más de 700 páginas, incluye 250 documentos, entre cartas, notas, telegramas y postales: todo lo que le escribió Althusser a Rytmann. Lo que ella le contestó a él (170 documentos), quedará por ahora inédito, debido, entre otras cosas, a problemas de derechos de autor, según explica el editor en el prólogo.
Olivier Corpet encontró en 1990 toda esta correspondencia en el piso personal de Althusser, en París, en la denominada "habitación de Hélène". Y lo hizo poco después de hallar el escalofriante documento titulado L’ avenir dure longtemps (El porvenir dura mucho), publicado en 1992 y en el que el mismo Althusser describía horrorizado su propio crimen, entre otros episodios de su vida.
Muy pocas cartas están fechadas. La mayoría carece de sobre ni dirección. Algunas son manuscritas. Otras están hechas a máquina. Muchas fueron escritas en los folios de
El escritor y filósofo Bernard-Henri Lévy, antiguo alumno del pensador en
Este volumen no es el último de los escritos que aguardaban inéditos en el piso de Althusser. Aún queda otro conjunto de textos que incluye la descripción de muchos de sus sueños y que se publicará en el futuro.
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