lunes, diciembre 20, 2010

Eastwood en el más allá

Por Geoffrey Macnab | The Independent

“Aún nos queda mucho camino antes de que podamos lidiar con la muerte de un modo que se acerque a lo elegante”, declara la periodista francesa Marie LeLay (Cécile De France) en la nueva película de Clint Eastwood, Hereafter (aquí se estrenará en enero de 2011 como Más allá de la vida). Ella tuvo una experiencia cercana a la muerte durante un tsunami en Indonesia. Su reacción a esa experiencia es algo que sorprende y molesta a sus colegas, que no pueden entender cómo una dura reportera empezó a hablar y pensar sobre la muerte de un modo que les parece demasiado místico. El desconcierto y el embarazo ante la muerte es algo que los cineastas también han sentido. Obviamente, la muerte no es ignorada. En películas de acción, dramas policiales, films de guerra y westerns, la cuenta de muertes es a menudo enorme. Los melodramas con enfermedades terminales, en los que las estrellas se las arreglan para morir sin siquiera correrse el maquillaje, todavía se hacen y en abundancia. Las películas de terror son totalmente morbosas. Pero, de todos modos, muy pocas de esas películas son realmente sobre la muerte.

Lo inusual de Hereafter es que la muerte es el punto de partida. La tremenda apertura, en la que habitantes locales y turistas quedan atrapados en un tsunami, trae recuerdos de las películas catástrofe que hacía Irwin Allen en los ‘70. Pero esos films eran sobre la batalla por sobrevivir. Héroes norteamericanos como Gene Hackman o Steve McQueen podían encabezar a un grupo de víctimas del infierno o terremoto y guiarlas a la seguridad en el último rollo. La película de Eastwood no ofrece ese consuelo: los que se salvan, sólo lo hacen por pura suerte, y luego deben lidiar con la culpa y la confusión por lo que han tenido que atravesar.

Es probable que Hereafter sea una experiencia desconcertante para algunos fanáticos de Eastwood. La nueva película del actor y director de 80 años está bien lejos del mundo de Magnum 44 y El fugitivo Josey Wales. En lugar de un vigilante o un policía portando un arma, aparece Matt Damon como un hombre que toma las manos de hombres y mujeres desconsolados e investiga sus almas. Buena parte de la película transcurre en Londres, y hay escenas clave filmadas en el Alexandra Palace, donde Derek Jacobi lee pasajes de Charles Dickens. Se lo ve a Damon en el museo Dickens. Una subtrama que involucra a dos gemelos que viven en una vivienda estatal con su madre drogadicta, tratando de zafar de los servicios sociales, mete a Eastwood en el territorio del realismo social, acercándolo a Ken Loach o Mike Leigh.

No hay aquí una distancia irónica. La película toma el tema de los fenómenos psíquicos de un modo sincero. Hay secuencias con falsos mediums y saltimbanquis que se aprovechan de la credulidad de los desconsolados. Aún así, la película también muestra personajes que parecen comunicarse con sus seres amados más allá de la tumba. A su edad y con su reputación, Eastwood no parece preocupado por lo que puedan pensar los espectadores. Hereafter demanda una importante suspensión de la incredulidad, pero trata de la muerte y el desconsuelo de un modo mucho más inteligente que la mayoría de las películas del mainstream.

(sigue en Página/12)

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