El amor de [John] Cheever por los fracasados y los humildes, sobre todo si son mujeres, se plasma en su camarera simpática pero normalita Bayonne, su corista cincuentona Beatrice y su orgullosa pero vacía Dorothy. Relatos melancólicos, otoñales, reflejo de fracaso incluso de la vida normal.
Otros textos nos introducen en la vida de los hipódromos, tan habitual en su obras posteriores. Los apostantes y las relaciones que establecen con sus mujeres suponen la trama de Su joven esposa y Saratoga.
Su joven esposa y Bayonne son además pequeñas fábulas con moraleja adulta que demuestran que Cheever ya sabe que el dinero lo mueve todo.
Pepe Rodríguez para el blog El Placer de la Lectura. Continuar leyendo reseña
(en El ladrón de Shady Hill)
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