miércoles, noviembre 17, 2010

¿Qué animal?

por Juana Libedinsky

En un almuerzo con amigos literatos, todos se compadecían de la suerte del escritor en países latinos, comparada con la de sus pares anglosajones. Lo único que los consolaba, subrayó uno, era que no expresarse en la lengua de Shakespeare los protegía de la humillación más de moda en el mundo de las letras: ser nominado para los Bad Sex Awards .

Con ese nombre -literalmente, Premios al Mal Sexo-, la exquisita revista Literary Review, dirigida por Aubernon Waugh (hijo del sarcástico y elegante Evelyn, el autor del clásico Retorno a Brideshead), distingue anualmente a la descripción del acto sexual más pretenciosa, aburrida, de mal gusto, redundante o llena de lugares comunes que pueda encontrarse en los libros en inglés.

Eso sí, sólo vale buscar en la alta literatura. Este año están nominadas las últimas novelas de Martin Amis, Ian McEwan y Jonathan Franzen. La gran sorpresa es que por primera vez se incluyó una autobiografía: la de Tony Blair. En ella, el ex primer ministro británico dice lo siguiente, tras ser devastado por la muerte de un político laborista: “Devoré el amor de Cherie para que me diera más fuerzas. Era como un animal siguiendo mi instinto...”. (“No aclara qué animal: ¿un hámster?”, se burló el diario The Independent).

Para algunos, el creciente poder de los Bad Sex Awards es una muestra del poder de una pandilla de esnobs intelectuales en un país en el cual cualquier exceso de emoción es tradicionalmente mal visto. Los editores del Literary Review, por su parte, dicen que el premio fue establecido para evitar que las editoriales sigan presionando a sus autores estrella para que introduzcan ese tipo de escenas por razones comerciales, aunque muchas veces impliquen arruinar un buen texto, y afirman que es una cuestión de estética, no de ética. Amis argumentó que es “imposible para un novelista escribir de manera literaria (a diferencia de abiertamente pornográfica) sobre el sexo”.

“Es irreductiblemente personal, y por lo tanto no universal; es tan difícil como escribir bien sobre los sueños”, sostiene. Además, no es cierto que estén a salvo quienes escriben en castellano o cualquier otro idioma si sus textos son eventualmente traducidos al inglés. Le pasó al mexicano Carlos Fuentes, que en su momento fue nominado por Diana o la cazadora solitaria. La frase “Yo mismo la engalané como a una Venus doméstica con la espuma de mi crema de afeitar (Noxzema)” –con la marca comercial así, explícitamente señalada por el autor– parece que no terminó de convencerlos.

-La Nación

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