Un vocabulario puede ser un mapamundi de la imaginación. Pongamos por caso esta relación alfabética de embarcaciones que faenaban -en la pesca, en el comercio, los descubrimientos geográficos, la exploración científica o en la guerra- durante los siglos de la navegación a vela:
albatoza, bajel, ballener, barbota, barca, barco, barcha, batel, bergantín, bricbarca, buque, buscio, carabela, cárabo, caramuzal, carraca, coca, cópano, chalupa, charrúa, chata, chinchorro, clíper, dorna, dromon, escorchapín, esquife, esquirazo, falúa, filibote, fragata, fusta, galera, galeaza, galeón, galeota, gata, gerba, goleta, gripo, grondola, haloque, jábega, jabeque, laúd, leño, londro, lugre, nao, navío, panfil, patache, pinaza, pontón, rampín, saetía, tafurea, tarida, tartana, urca, uxer y zabra.
A veces, en un vocabulario encontramos el mapa de un mundo perdido.
-Daniel Domínguez, La escuela de los domingos
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