lunes, noviembre 15, 2010

Ojo



Golosina caníbal. Es sabido que el hombre civilizado se caracteriza por la agudeza de unos horrores a menudo poco explicables. El temor a los insectos es sin duda uno de los más singulares y de los más desarrollados de esos horrores, entre los cuales nos sorprende encontrar el temor al ojo. En efecto, acerca del ojo parece imposible pronunciar otra palabra que no sea seducción, pues nada es más atractivo en los cuerpos de los animales y de los hombres. Pero la seducción extrema probablemente está en el límite con el horror.

Al respecto, el ojo podría ser relacionado con lo cortante, cuyo aspecto provoca igualmente reacciones agudas y contradictorias: es lo que debieron experimentar terrible y oscuramente los autores de El perro andaluz cuando en las primeras imágenes del film decidieron los amores sangrientos de esos dos seres. Una navaja cortando con precisión el ojo deslumbrante de una mujer joven y encantadora es lo que hubiera admirado hasta la locura un joven al que miraba un gatito acostado, y que teniendo casualmente en la mano una cuchara de café, de golpe tuvo ganas de sorber un ojo con la cuchara.

-Georges Bataille, La conjuración sagrada: ensayos 1929-1939
Imagen: Max Ernst

1 comentario:

  1. Sin duda, Bataille. Ustedes los surrealistas son los primeros horrorizados por los ojos. Les temen por ser tan afines a su arte. Delante y detrás de sus obras hay ojos. Ojos que dan miedo y fascinan. De todos los ojos adoro los de los gatos. No existe misterio e inquietud más movilizante que mantener la mirada fija es sus ojos. Divinidad animal.

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