miércoles, noviembre 10, 2010

El Goncourt de Houellebecq

Michel Houellebecq gana el Goncourt. Es difícil saber si lo que hace este autor o lo que hace la academia del famoso premio es realmente una noticia. El susodicho galardón, con sus cien años y pico, ha sorteado impertérrito y mirando al horizonte la literatura francesa de entreguerras, el existencialismo (sólo Beauvoir), le nouveau roman, y casi todo lo que ha habido de interesante en las letras francesas durante el último siglo. (Un Proust de segundas, Malraux, Tournier, Duras, es la historia de la literatura que cabe en la memoria de esta institución). Lo último que se le recuerda es aquel archivo neurótico de la vida en el III Reich, titulado Las benévolas, de Jonathan Littell.

En fin, es un premio académico en el sentido más paródico de la expresión, pura République, y de un conservadurismo que ha de ser forzosamente inconsciente, ya que ningún consciente posee semejante grado de coherencia o de testarudez. Aunque, eso sí, siempre en busca de fama y ornato, y muy puntilloso en lo que respecta a su lugar en el mundo.

Quizá Houellebecq les haya servido para esto último. En cuanto al autor mismo, es difícil de catalogar. Diríase que es una especie de Michel Tournier (ambición, profundidad, aire metafísico) pasado por la termomix del semanario Les Inrockuptibles (entre la gauche divine y la cultura indie) y tomando la última en el Moulin Rouge o en un bar de gambas. O sea, está como loco por tenerlo todo: prestigio literario, éxito social, dinero, vanguardia, aura, posteridad, que le reconozcan el camarero y el taxista y también el derecho a llegar tarde por la noche.

No puede negarse que es un escritor de nuestro tiempo. Si además no escribiera como si lanzara las frases de sobaquillo, ya sería la pera.

-Alejandro Gándara

4 comentarios:

  1. Aclaración: no sé exactamente qué significa "lanzar las frases de sobaquillo" y "sería la pera", pero ambas expresiones me hacen mucha gracia.

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  2. "de sobaquillo": Indica el modo de lanzar una cosa con un brazo haciéndola pasar por debajo del otro: tiró una piedra a sobaquillo.

    "es la pera" con esta expresión expresamos lo extraordinadio del personaje tanto en buena como en mala parte, denotando que se trata de de un caso que se sale de lo común. En otro orden de cosas decimos que "es la pera" la persona o cosa deseable. El sentido de la expresión tiene que ver con el hecho de que se llamó "pera" antaño a la renta vitalícia, al destino o puesto de trabajo asegurado, a la posición aventajada que permite un pasar digno.

    emmmm igual no se si me queda claro que quiso decir este señor Alejandro jajajaja

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  3. Gracias, Silencio. Como quien dice, hacemos este blog "de sobaquillo" y muy pocas veces "es la pera".

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  4. jajaaaaaa!!! muy bueno. No sé cuánto influye en el "sobaquillo" las patéticas traducciones españolas, ejem, pero creo que mucho...y mucho crítico se contagia fácilmente de esa displicencia de Houellebecq creyendo que la nota le saldrá tan ingeniosa y ácida. Decime además en qué se parecen Tournier y Houellebecq. Claro, yo también me parezco a Angelina Jolie pero luego de haber pasado por el termonosécuánto de una guerra atómica narrada por La República y la última hamburguesa de Macdonald's. Así cualquiera.

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