jueves, noviembre 11, 2010

Terry Gilliam tras bambalinas

Cualquiera que haya visto con detenimiento la filmografía de Terry Gilliam, sabe que sus obras te arrastran por una espiral: películas como Brazil (1985), The Adventures of Baron Munchausen (1989), 12 Monkeys (1995), Fear and loathing in Las Vegas (1998), Tideland (2005) y The Imaginarium of Doctor Parnassus (2009) son remolinos de fantasía e imaginación que desembocan a realidades desconcertantes. Son historias, adornadas con juegos visuales, cuyo objetivo central es romper con lo preconcebido y plantear mundos alternativos a la lógica tradicional. En ellas hay sueños, drogas, ciencia ficción, visiones del futuro, críticas del presente, teatralidad, magia y grandes dosis de sátira y humor. (...)

Admirador de Orson Welles y del expresionismo alemán, su obra tiene tintes kafkianos, coincidencias con las distopías de George Orwell, retazos surrealistas, distorsiones al estilo del periodismo gonzo —Fear and loathing in Las Vegas está basada en la novela de Hunter S. Thompson, ícono de este género periodístico que fusiona la noticia, la ficción y la subjetividad del relato—, pero sobre todo su obra se alimenta de obsesiones únicas, de mezclas e híbridos, que sólo le pertenecen a Terry Gilliam.

Lo que más estimula mi imaginación”, explica durante su conferencia, es “observar. Creo que siempre hice esto desde que era niño. Trate de reinventar todo lo que veía. Nada más por divertirme, porque es entretenido, para cambiar las cosas y hacer combinaciones que fueran más interesantes. (…) Escuchaba música todo el tiempo. Lo que no hago mucho es ver películas. Realmente ya no veo películas, ni televisión. Yo iba mucho a la National Gallery en Londres y pasaba cincuenta minutos desde la puerta de enfrente hasta la última para dialogar con las pinturas. Veía un cuadro y me imaginaba una historia, inventaba los diálogos (…), me lanzaba hacia esos mundos en donde un artista había pasado mucho tiempo creando un solo momento.”

Originario de Minnesota, Gilliam creció en Los Ángeles, donde estudió Ciencias Políticas, sin saber que la vida de oficinista sería, por oposición a ella, tan decisiva en su obra como las lecciones de irreverencia que cultivó en Inglaterra como parte del Monty Python's Flying Circus.

Apoyados económicamente por el músico y productor George Harrison —quien según Gilliam siempre sintió que el espíritu de los Beatles se había continuado en los Python— este grupo de cómicos lograron filmar películas como Life of Brian (1979), dirigida por Terry Jones y Time Bandits (1981), dirigida por Terry Gilliam, la cual le permitió ganar cierto renombre en Hollywood. Sin embargo, fue Brazil la película que lo consolidó como cineasta.

“Brazil fue para mí una experiencia catártica. Había muchas cosas en la sociedad como la burocracia y los gobiernos que me estaba haciendo enojar. (…) Yo quería que sucediera en cualquier parte del siglo XX, en cualquier momento de ese siglo. No quería hacer una película normal de ciencia ficción basada en el futuro, sino una mezcla, así que retomé todas las cosas que me interesaban. Yo no quería que me identificaran con el mundo del futuro. Yo quería hacer el ahora y es interesante que el ahora continúe, porque Brazil se trata de temas que son más evidentes hoy en día de lo que fueron entonces.” (...)

-Eunice Hernández


(Artículo completo acá)

No hay comentarios:

Publicar un comentario