Tim Burton se acerca al micrófono con su pelo desaliñado y lee: “La Palma de Oro es para...”, se toma un par de segundos de suspenso, “El tío Boonmee, que puede recordar sus vidas pasadas, del director...”, frunce el ceño y al final logra sacarse el nombre de entre los dientes: “Apichatpong Weerasethakul. Perdón, creo que lo pronuncié mal”.
El tailandés se levanta de la silla con una sonrisa nerviosa. Lleva un saco blanco y un corbatín del mismo color que podrían motivar a alguien a pedirle que le sirva un coctel. Tiene 40 años, pero la mirada inocente de un niño y una actitud constante de reverencia que ahora le hace inclinar la cabeza en todas las direcciones al estilo oriental. Con esa misma humildad, prefiere que lo llamen “Joe” y así ahorrarse disculpas como la de Tim Burton. Habla en un inglés machucado que no logró pulir en los años de estudio de artes visuales en Chicago. Recibe la Palma de Oro y ríe, por fin, ampliamente. Saca un papelito y agradece a una larga lista de personas: “Quisiera besarlos a todos, y a los miembros del jurado, en especial al señor Burton. Me encanta su peinado”.
No es la primera vez que Weerasethakul es protagonista en Cannes. En 2004 obtuvo el premio “Un certain regard” por Tropical Malady, una historia de amor entre dos hombres, contada primero en la ciudad y después en la selva, primero con una narrativa convencional y después a través de alegorías místicas. Esa misma película sería catalogada por Cahiers du Cinéma como la tercera mejor de la década y por Film Comment como la séptima de su lista, que también incluye en el cuarto lugar a Syndromes and a Century.
(sigue en El Malpensante)
No hay comentarios:
Publicar un comentario