lunes, septiembre 06, 2010

La trompeta de Alex de la Iglesia despierta a la Mostra

Mano de Santo. Los que le pedían al certamen un poco de caña, un poco de diversión y un más de disparate se habrán quedado -por fin- satisfechos esta noche con la exhibición de Alex de la Iglesia y su Balada triste de trompeta. Desde los impresionantes títulos de crédito el de Bilbao ha regalado a una platea atónita un empujón de cine donde se atreve a meterle mano a todos los géneros sin ofender a ninguno. Imaginemos un Forrest Gump absolutamente pasado de vueltas donde se repasa a sopapos la historia de España a través de dos personajes que vendrían a ser, el primero un joker con sobrepeso y el segundo una especie de cruce entre Frankenstein y el hombre elefante en un día espeso. A todo ello debemos sumarle los tics, las sombras, las luces (y todo lo que a uno se le pueda ocurrir) que han formado parte del paisaje patrio en esa época tan dada a confusiones que fue la década de los setenta. Dos payasos, una trapecista y un circo de freaks que hubiera puesto a Tod Browning a bailar la polca. Se le dan unas vueltas, se agita y voilà. (enlace)

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