martes, septiembre 07, 2010

Más de Freedom, más de Franzen

Hace unas semanas, Jonathan Franzen apareció en la portada de la revista Time, detrás del título Great American Novelist y ya todo el mundo lo imagina como el gran referente actual de la literatura norteamericana. Además, Michiko Kakutani del New Yorker trató de la mejor manera su novela Freedom en su crítica semanal, y unido a eso, está el hecho que Obama pidió su libro por anticipado y todas esas tretas publicitarias que le han hecho también. Se sabe que el libro aparecerá por editorial Salamandra, y sabemos que por mientras, Eduardo Lago ha leído el libro y ha dicho:

Su mejor amigo, David Foster Wallace, con quien mantenía una sana rivalidad, tenía una idea completamente distinta: la obligación del novelista es experimentar. En 1996, Wallace publicó La broma infinita, un texto de 1.000 páginas que revolucionó el panorama literario internacional. Franzen optó por la vía opuesta. Apartándose del experimentalismo de sus primeras novelas, La ciudad 27 (1988) yMovimiento Fuerte (1992), centró sus esfuerzos en la recuperación de un modo de narrar equivalente al que practicaban los grandes autores del siglo XIX. Según él, la novela contemporánea había empezado a errar el camino. El resultado fue Las correcciones, con la que obtuvo el Premio Nacional del Libro norteamericano en 2001. En 2006, Foster Wallace se suicidó, dejando a Franzen, según dijo, con la extraña sensación de que tenía que seguir jugando al tenis (la gran pasión de Wallace junto a la literatura) sin contrincante. Se volcó con furia en la redacción de Freedom.

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