martes, octubre 12, 2010

Con saco ajeno

por Pedro Mairal

La Feria del Libro de Frankfurt parece un aeropuerto. Hay pasillos aéreos interminables, señalización perfecta, cintas transportadoras, escaleras mecánicas, largas distancias que la gente atraviesa en combis que comunican los pabellones o caminando a las zancadas como temiendo perder una cita de su agenda saturada. Es más que nada una feria de editores y agentes literarios que hacen sus negocios y que, de vez en cuando, para bajarles los humos, invitan a algunos autores, así ven el océano de libros en el cual su obra es apenas una gota de agua. Mi editor me lleva a ver a mi agente. Los agentes literarios están en un pabellón cerrado al público, del tamaño de dos canchas de fútbol, cada uno en un miniescritorio donde van recibiendo a editores para ofrecerles autores. Es como un lugar gigante de citas rápidas o speed-dating. Es el gran mercado del libro funcionando a toda velocidad. Un hormiguero pateado. Los agentes, como Sherezade, les cuentan a los editores los libros que tienen, resumidos en pocas palabras.

(Artículo completo en Club de traductores)


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