En general, nos llegaban tareas que hacíamos a tiempo y de manera profesional. A veces se producían cagadas. Errores de impresión, cambios en el orden de las cifras. Nuestro negocio era la publicidad y los detalles eran muy importantes. Si el tercer número tras el segundo guión del número telefónico gratuito de un cliente era un seis en vez del ocho que aparecía impreso en la revista Time, nadie que hubiera leído el anuncio habría podido llamar y hacer su pedido. No importaba que pudieran consultar la página web, nos quedábamos sin cobrar el anuncio. ¿Te aburre ya lo que estoy contando? A nosotros nos aburría a diario. Nuestro hastío era permanente, un hastío colectivo que no moriría jamás porque nosotros no moriríamos jamás.'Entonces llegamos al final' de Joshua Ferris(Traducción: Jordi Fibla)
jueves, octubre 28, 2010
Entonces llegamos al final
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