sábado, octubre 23, 2010

Memento mori

El cine peruano estrenado en salas comerciales este año ha tocado piso en materia de asistencia.

Paraíso no llegó a 5,000 espectadores. Lo mismo le ocurrió a Ella. Illary apenas sobrepasó los cuatro mil. En este horizonte, los casi 50,000 espectadores de Contracorriente parecen ser muchos, pero no hay que engañarse. Es una asistencia que está por debajo de las expectativas. Desconocemos las cifras recientes de Octubre, pero ya sobrepasó los 10,000 espectadores.

Conversando con un cineasta sobre este tema, me decía: 'Es culpa del tipo de películas que estamos haciendo. No le interesan al público'. Paraíso y Octubre son dos de las mejores películas peruanas. Si esa opinión está en lo cierto, el panorama futuro se pinta oscuro.

Esto lleva a preguntarse varias cosas:

¿Las mejores películas que se hacen ahora en el Perú -y en otros países de América Latina- se diseñan en función de las expectativas de los fondos internacionales de fomento y los festivales, por lo que el público ha dejado de ser un factor a tener en cuenta?

¿El estreno público de películas que han recuperado de antemano la inversión que se hizo en ellas, gracias a esos fondos, no es acaso una suerte de trámite desganado y hasta innecesario?

¿En esas condiciones, los gastos de lanzamiento -copias, publicidad- que pueden sumar varios miles de dólares, no resultan gastos de alto riesgo y hasta inútiles, sobre todo cuando las películas no se ajustan a los cánones que impone el consumo en multiplexes?

¿No están sufriendo algunas películas peruanas (por obra de sus productores) la misma suerte que imponen las 'majors' a las cintas extranjeras 'finas' o de 'arte', como ellos las llaman: es decir, son lanzadas a la cartelera con publicidad mínima y muerte decretada al final de la primera semana?

¿Cuántas personas se enteran del estreno de una película peruana estrenada sin publicidad?

¿No estamos ante una invisibilidad acelerada del cine peruano?

¿Con cifras sub-cero de asistencia se pueden sustentar proyectos de estímulo legal, nuevas leyes, o conseguir mejores condiciones de exhibición?

Creo que CONACINE está en la obligación de convocar a toda la gente de cine a discutir sobre este asunto.

Ricardo Bedoya

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