Por Oscar Ranzani
El 5 de abril de 2000, las letras de Crónica TV fueron más grandes que de costumbre. Un hombre con un pasamontañas anunciaba, en una zona supuestamente boscosa cercana a Concordia que, junto a un grupo insurgente, habían decidido el retorno de la lucha armada, después de años de entrenamiento y con el objetivo de defender las causas sociales. El grupo se autoproclamó Comando Sabino Navarro (en alusión a un dirigente montonero) y argumentaba que tenía conexión con las FARC colombianas y con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Chiapas), del que habían adoptado el estilo de su indumentaria. Más tarde, se supo que la noticia “bomba” había sido un intento de llamar la atención de tres militantes sociales y piqueteros, muy conocidos en Concordia: José María “Chelo” Lima, Carlos Sánchez y Patricia Rivero, quienes quedaron detenidos en un operativo que fue tan grotesco como su iniciativa. El hecho, sin embargo, no permitió abrir el debate necesario sobre la legitimidad de los mecanismos de construcción de las noticias de algunos medios ni sobre las operaciones mediáticas para fabricarlas. Y tampoco se habló mucho sobre la necesidad de la prensa amarilla de generar ficción cuando la realidad no es lo suficientemente interesante. Todos estos aspectos son abordados por el documental Orquesta Roja, ópera prima de Nicolás Herzog.
(sigue en Página/12)
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