por Fernando Navarro
”No me gusta que me supliquen. Detrás de una súplica hay siempre una mentira” -Duelo al sol (1946, dirigida por King Vidor).
Aún hoy, sólo de pensarlo, resulta sobrecogedor: Estados Unidos prendía de costa a costa en ese reguero de disturbios durante la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles cuando Otis Redding, ese negro de la Georgia rural que solía vestir chaqueta blanca, ardía sin control sobre un escenario, de izquierda a derecha, arriba y abajo, sin parar, sin concesiones, y causaba el mayor de los incendios. Corría el año 1965, poco después de la Marcha sobre Washington y los trágicos sucesos del Verano de la Libertad en Mississippi, y el fuego estallaba con ‘Respect’. Su espíritu, el del negro que lo escuchaba y, seguramente, el de muchos blancos que también lo escuchaban, se declaraban en llamas, impulsados por esos vientos feroces y esos metales pesados que lo acompañaban. Imposible poner un cortafuegos a una voz que invadía el cuerpo, como el más agresivo y primario de los sentimientos. Solo de pensarlo, resulta sobrecogedor. Y cierto: aún hoy, solo de escucharlo, sobrecoge un cantante como Otis Redding.
(sigue acá)
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